Tardes de Cine

Ficciones, Mentiras e Ilusiones Ópticas de la Vida Real

22.2.06

Fuera de las pistas

Desde mañana hasta como el 7 de marzo. Nos leemos otra vez.

20.2.06

Finde

Éste es un resumen noticioso del fin de semana: pelea, asado con piscina, sandía, vino tinto, chapuzón, modorra, taxi, cervezas en el toro, cumpleaños, sushi, más cervezas, baile, acoso gay, más cervezas, taxi, caída sobre unas plantas, hachazo, modorra, almuerzo con viejo amigo, tofu, pollo, té en el Villa Real, paseo por Providencia, sinopsis eterna de imposibles documentales, modorra, pelea.

15.2.06

Miel

Mientras rodábamos en Purén, entrevisté a un lonco, es decir el cacique de una comunidad mapuche. Al final de la entrevista me ofreció venderme miel. Como el precio por kilo estaba bueno (mil pesos), accedí. Sin embargo, al llegar a concretar el asunto el tipo explica que sólo tiene envases de 30 kilos. O sea, la compra mínima era 30 kilos de miel. Yo no andaba ni con plata y pensaba pedirle prestado a Roco, pero una cosa son 2 o 3 lucas y otra cosa son 30. Terminé por convencer a Roco de comprar la miel a medias (con su dinero, claro). Con serias dificultades subimos el balde al auto.
Ayer en la oficina de Jirafa dividimos la miel en dos baldes. De mis 15 kilos, 14 se fueron entre una ronda por las oficinas aledañas a Jirafa y otra ronda en casa de mi vieja, donde ella y mi hermana yogui compraron una buena cantidad. En resumen, por primera vez en mi vida hice un buen negocio. ¿Por qué? Porque el transporte de la miel corrió por cuenta del documental que grabábamos, o sea, fue costo cero para los distribuidores de miel. Porque Roco puso la plata y se la devolví después de vender 15 lucas. Porque el retorno de la inversión fue rápido. Dos días después de abierto, se cerró el negocio con 17 lucas utilidad (o sea, más de un 100% de retorno bruto). Si algún ingeniero comercial lee esto podrá decir cuál fue la TIR, pero estoy seguro de que fue excepcional.
Como siempre, es mejor bisnes vender cualquier cosa que producirla. Lo mismo pasa con el cine. En el caso de la miel ayudaba mucho contar con un producto con tres valores adicionales: la miel era orgánica, étnica y subversiva. Esto quiere decir: hecha a pulso, sin ningún tipo de tecnología, menos fertilizantes, por un señor que vive en una comunidad mapuche en Lumaco, es decir, con la miel se financia la quema de camiones a las forestales de la zona, que tienen el valle entero convertido casi en un desierto. Pura erosión. Con una miel así, imposible perder.

11.2.06

Fama

Anoche fuimos al epicentro del carrete purenino: un bar llamado Galpón. Había música en vivo, a cargo de una chica desafinada que cantaba temas románticos de un karaoke. Pedimos revisar la lista de temas y luego solicitamos el micrófono. Roco (el productor del docu) y yo formamos un dúo vocal. Fuimos bautizados como el dúo valdiviano. Primero cantamos "Resistiré". Matamos. Grandes aplausos y pedidos del público que nos quitemos la polera. Cerveza de regalo para premiar a los cantantes. Luego escuchamos a un par de ineptos artistas locales y pedimos cantar otra. Fuimos por "Sin Documentos". Nuevo exitazo. Curiosamente los dueños del bar en vez de estar felices, parecían algo mosqueados con nuestro éxito y esta vez no nos dieron chela de regalo. Cuando ya fuimos a la tercera y cantamos ese clásico llamado "Entre dos tierras" de los Héroes del Silencio, volvimos a triunfar, pero los dueños por poco nos arrebataron el micrófono y no nos dejaron volver a cantar.
En la mañana llegamos con el hachazo donde la machi a hacer la entrevista, pero la señora en cuestión andaba temperamental y cambió de parecer. Dijo que no podía, que los espíritus no la autorizaban, que ya le habían metido goles y estaba ocupada. Andábamos con un antropólogo que le embolinaba la perdiz intentando darla vuelta, pero nada. Insistía con que no tenía autorización, aunque de pronto deslizó que por algo así tendría que cobrar. Le preguntamos cuanto y de nuevo empezó a decir que no se podía porque los espíritus no daban autorización y podía perder su poder. Ahí lancé mi frase maestra: todo espíritu tiene su precio. La machi se rió y terminó por aceptar que grabemos audio de sus declaraciones, lo que haremos mañana.
Esta noche Purén está revolucionado porque es el festival de la frutilla y toca Inti Illimani y Chancho en Piedra. Mientras caminaba por la plaza con Roco, unas chicas se dieron vuelta. Una le dijo a la otra suficientemente fuerte como para que pudiésemos escuchar: ahí van los chicos del dúo valdiviano.

10.2.06

Abeja

Son divertidos los arqueólogos. Hoy nos dijeron muy serios que nos iban a llevar a un fortín español para que hagamos una entrevista ahí. Pasamos un cerco de púas y llegamos a un terreno plano donde lo único que vi era una plantación de eucaliptus. Los miré sorprendido y les pregunté dónde coño estaba el fortín. Aquí, me dijeron sin arrugarse. ¿Cómo aquí? Claro, aquí. Sí, me dijo uno, si nos pusiéramos a excavar seguro que antes de un metro aparecerían las murallas. Es lo más probable, dijo el otro. Asentí muy serio. Les pregunté cómo lo sabían. La respuesta era más o menos obvia: una combinación de mapas de los cronistas españoles y una zanja que serían los restos del foso. Lástima, me dijeron, que la plantación de eucaliptus puede terminar dañando el fortín.
El día en general estuvo tranquilo y productivo. Decidimos partir muy temprano, parar entre 12 y 4, y luego trabajar hasta las 8 y media. De ese modo, nos saltamos la hora en que la luz es más dura, que es además la hora en que uno se hace bolsa con el calor. Pudimos almorzar con calma, dormir siesta e igual completar una jornada normal con la mejor luz posible.
El único punto negativo fue una abeja que me picó la mano en medio una entrevista. Intenté succionar el veneno sin éxito. Mi mano izquierda parece una empanada. Como mañana me toca charlar con una machi le voy a pedir que me de algún tipo de remedio.

9.2.06

Impostor

Estoy en un cibercafé en Purén al final de mi primer día de rodaje de un documental sobre los kuel, montículos artificiales que pueblan el valle de Purén-Lumaco. Viajé anoche de Santiago. Pegó fuerte el sol. Estoy agotado. Pese a eso no tengo dudas acerca de mi identidad. No es que haya pasado por una de esas crisis precisamente, pero hace tres días tuve que fingir ser otra persona durante toda una mañana.
Todo comenzó hace unas dos semanas cuando a mi oficina llegó una carta de TNT con malas noticias. Mi única copia en 35mm con subtítulos en inglés de "El Tesoro de los Caracoles" estaba retenida en aduana. El último festival en que estuvo (FIKE en Portugal) mandó la copia por courier y no por valija diplomática como les dijimos que lo hicieran. Algún funcionario consideró que la valuación de la mercadería era muy baja y la retuvo. Hablé con la gente de DIRAC (división cultural del ministerio de relaciones exteriores) y me hicieron una carta diciendo que patrocinaban el proyecto en su ruta por el extranjero y me dieron una copia del oficio con que salió a Montreal en agosto pasado por valija diplomática. Desde entonces que andaba dando vueltas.
Con los documentos en mano partí al aeropuerto. Recién al llegar a la aduana me percaté de un detalle. Todos los documentos que andaba trayendo, excepto la carta de DIRAC, estaban a nombre de mi socio y a nombre de Retaguardia Films. No andaba trayendo el RUT de la empresa ni nada que demostrara mi calidad de socio de la productora. Lo peor: el envío de TNT desde Protugal iba dirigido a mi socio como persona natural. Pasé por aduana, mostré todos los documentos y un funcionario me dijo que para poder liberar la peli debía tener un permiso especial del director regional de aduanas. Me mandó al segundo piso del edificio. Allí deambulé perdido por oficinas y bodegas reconvertidas en oficinas hasta finalmente dar con el escritorio del caballero. Le pasé los documentos sin identificarme. El tipo andaba de buenas y me preguntó como le había ido a la peli en su tour. Le expliqué lo de Biarritz y el premio en Los Ángeles. Se alegró. Hablamos de cine chileno. De cines, de actores, de ayudas públicas al cine. No me di ni cuenta y en eso el tipo le puso un timbre a la carta de TNT que decía bien clarito el nombre de mi socio. Luego escribió visto bueno. Me iba yendo y me detuvo. Temblé. Me pidió que le diera el papel de vuelta y me quedó mirando. Entonces dijo: ¿qué fecha es hoy?
Me despedí con un apretón de manos y regresé a aduana. Allí el funcionario había sido instruido por el director regional de hacerme la vida fácil. Me comentó en tono cómplice: así que su película anduvo concursando en Europa. Asentí sonriendo. Me puso otro timbre y me dijo que pasara a la bodega de TNT.
Una chica me recibió en una mampara y tras echar un vistazo a los papeles de aduana y DIRAC, me pidió los papeles de TNT. Tenía preparada mi respuesta si descubrían que yo no era el destinatario: iba a pedir que TNT llevara la copia a mi oficina como estaba consignado en la guía. Don Andrés, me dice. Sudé. Me hice el que no escuchaba y después la miré con cara de sueco. Me explica que tengo que esperar diez minutos a que busquen la peli en otro lado.
Y así llegó mi lata. Ella estaba empezando a leer el nombre de mi socio cuando me anticipé y le dije que eso era para mí. Tenía el carnet en la mano. Me quedó mirando y me dijo: aquí ponga su nombre, su rut y su firma. Era el momento de decir la verdad o callar para siempre. Opté por escribir unos mamarrachos ininteligibles en el nombre, firmar encima y luego escribir mi número de carnet. Guardé mi carnet antes de mostrárselo a la chica y nunca me lo pidió.
Al salir tuve que volver a pasar por aduana a dejar una guía. Como el tipo ya se acordaba de mí, tampoco me pidió ninguna identificación. Recórcholis. Menos mal que esos papeles no cayeron en malas manos, porque cualquier hijo de vecino pudo sacar la peli de ahí. Cuando le conté a mi socio que lo había suplantado, lo único que me dijo fue que ya que estaban tan liberales en el control debí aprovechar de llevarme alguna otra cosita.

7.2.06

Cineteca Nacional

Era domingo en la noche. Hace tiempo que tenía ganas de ir a conocer la flamante Cineteca Nacional. Ni en mis peores pesadillas pensé que la cosa iba a terminar tan mal y que me iba a ver en la obligación de escribirle al director de la Cineteca la siguiente carta:

"Estimados Ignacio/Juan José,

Les escribo en su calidad de director y programador de la Cineteca Nacional para contarles la experiencia que tuve en el día de ayer cuando asistí a la Cineteca con intención de ver "María Candelaria" del director Emilio Fernández. Lamentablemente mi primera experiencia en la Cineteca fue un total fiasco y les voy a explicar por qué.
En primer lugar, al llegar al Centro Cultural no había señalizaciones para llegar al cine, por lo que tras varias vueltas dimos con un guardia que nos indicó que bajáremos por la plataforma hacia el cine. Sin embargo, al llegar al cine, nos mandaron de vuelta hacia arriba otra vez, ya que la boletería se encontraba en el mesón de informaciones (a un metro de dónde pedimos indicaciones para llegar al cine).
Compramos las entradas y nos dirigimos al cine. Grande fue nuestra sorpresa al descubrir que la película sería exhibida en DVD y no en 35mm. Junto a mi acompañante decidimos irnos y pedir que nos devolvieran la plata. A partir de ese momento se desató un verdadero carnaval de situaciones desagradables. Le comentamos nuestra decisión a la persona que cortaba los boletos. Éste nos pidió los tickets de vuelta y dijo que debía preguntarle a la encargada del cine. Como el cortador de boletos y la encargada del cine se alargaron charlando, me acerqué y le comenté a la encargada que me parecía que era justo que si las pelis se iban a dar en DVD se avisara en la cartelera como ocurre con centros culturales o bares donde se dan películas en formato distinto al 35mm. Trató de convencerme que el DVD era un formato de proyección profesional, cuando todos sabemos que es un formato casero. Sin contar que el DVD en cuestión era pirateado (tenía un menú hechizo antes del principal). Como no logró convencerme, me lanzó la siguiente reflexión: ¿Y cómo en el cine Alameda se dan películas en DVD?
No seguí discutiendo porque lo que quería era mi plata e irme, pero mientras iba camino a la boletería, no podía dejar de sentir un poco de sorpresa. ¿Es posible que el referente técnico de nuestra Cineteca Nacional sea el Cine Alameda? Todos sabemos que ese espacio pasa por un difícil momento financiero y su infraestructura de proyección está en precarias condiciones materiales. La razón por la cual el Cine Alameda exhibe sus películas en DVD es porque en 35mm se ve mal y se escucha peor. Y por último, si se informara al público que las pelis son en DVD, uno no se ensartaría y no habría ningún problema.
De regreso a la boletería. nos recibe una chica amable quien confiesa que el centro cultural completo es un total caos, porque abrió recién y que la señalética es un desastre por lo cual el libro de reclamos está repleto. Según lo acordado con la encargada del cine, le doy las entradas para recibir mi reembolso. Sin embargo, me pide además unas boletas que venían con los tickets y que mi acompañante sin sospechar este triste desenlace, tiró a la basura. A pesar de que nos hemos hecho notar con el cortador de boletos, la encargada del cine y la chica de la boletería y pese a tener las entradas en la mano, me niegan la devolución del dinero. Investigo en el basurero en cuestión, sin embargo, han corrido los minutos, se ha acumulado la basura, me da asco y me parece injusto tener que ponerme a escarbar en la basura para recibir mi dinero de vuelta. Le explico esto a la chica, le digo que me da asco hurgar en la basura y ella me dice que otra persona tiene que autorizar la devolución del dinero.
Ya han pasado demasiados minutos en este enredo. Mi acompañanate y yo lo estamos pasando mal. Aparecen en escena un guardia, quien escucha toda la historia y habla con un superior equis, quien debe autorizar la devolución del dinero. Este superior equis se niega a devolver el dinero. Le solicito al guardia que por favor llame al superior equis ya que estoy muy molesto con el trato que estoy recibiendo y quiero hacerle un reclamo en forma verbal. El guardia, un señor muy mal educado y muy prepotente, me responde que no puede molestar a ese persona por tonterías y que en ninguna parte se le devuelve la plata a alguien que no está contento con lo que compró. En otras palabras, este sujeto me sugiere que me retire del lugar sin mi dinero y me niega la posibilidad de efectuar el reclamo como corresponde.
En este punto, sintiéndome objeto de un abuso confieso haber perdido la paciencia. Normalmente este tipo de situaciones pasan en Ripley o en los bancos o las isapres. No es lo que uno espera de la Cineteca Nacional, un espacio cultural que pertenece a todos los chilenos, al cual me dirigí con el mejor de los ánimos a ver películas que es lo que más me gusta en la vida. Puse un reclamo por escrito y me dirigí al basurero dispuesto a darlo vuelta hasta dar con las famosas boletas. Insisto en el asco por la basura por una última vez con los encargados, pero el guardia más bien parece estar contento de ejercer su autoridad y se mantiene duro. Me dirijo al basurero y con la ayuda de mi acompañante hurgo en la basura hasta dar con las malditas boletas. Como en este punto no termino de dejar el basurero en forma, aparece misteriosamente la persona equis en cuestión, ¿acaso alertada por el guardia? No lo sé, pero sólo puedo decir que tras preguntarme qué pasaba, me tomé el tiempo de explicarle toda mi horrible experiencia con toda calma. Esta persona comprendió que había un problema y me ofreció algo así como unas disculpas.
Con mi plata de vuelta salgo a la Alameda, enrabiado y apenado.
Pensando en la cadena de acontecimientos me parece difícil creer que fui yo el que estaba teniendo un mal día. Me cuesta pensar que uno pueda pasar por un mal rato así en el Hoyts o en el Normandie o en el mismo cine Alameda, donde a lo mejor hay precariedad material, pero una actitud positiva y respeto hacia el público.
Inicialmente, pensé enviar esta carta al diario, pero cuando vi quienes eran los responsables de la Cineteca decidí escribirles directamente. Después de todo, somos parte de la comunidad cinematográfica nacional y necesitamos una buena Cineteca. Yo era uno de los más contentos con este proyecto, porque hace tiempo entendí que no contar con una Cineteca era una carencia gravísima para el cine chileno. Tengo claro que la difusión es sólo uno de sus ámbitos de acción, pero me parece que es uno muy impotante. Ojalá que con el paso del tiempo, estos asuntos mejoren y quizá un día yo mismo vuelva a tener el ánimo y el valor de volver a intentarlo.

Saludos,
Crisis"

Por lo visto, la carta no pasó en banda. Ayer me llamaron disculpándose Juan Ulriksen, el programador de la Cineteca, y Morgana Rodríguez, coordinadora del Centro Cultural La Moneda. Finalmente, uno perdona muchas cosas por ver una buena película, si se trata del Normandie (donde pican las pulgas y hace frío) o el Alameda (donde la proyectora está rota), pero en la Cineteca Nacional yo creo que uno debe esperar otra cosa. Imposible no pensar en todos los detractores que decían que esto era un capricho de Lagos y que debía ponerse el dinero en el Bellas Artes y dejarlo pulento. Ojalá en un futuro no muy lejano, estemos orgullosos de la cineteca.

5.2.06

Salud


Éste ha sido un fin de semana clínico. Primero ocurrió que fui a tomarme un examen de sangre el sábado en la mañana. En mi isapre me dieron la dirección de un lugar donde podía tomarme las muestras y hacerme los exámenes gratis si iba de lunes a sábado antes de las 10 de la mañana. Gratis aquí no es muy exacto porque todos los meses pago bastante y nunca me enfermo. Fui al famoso centro médico, en calle Las Bellotas, a dos cuadras de mi casa. Se llamaba Sonorad. Pasé un par de controles, me senté a esperar y aunque había mucha gente en lo mismo antes que yo, me llamaron el primero de todos. La enfermera que me tomó la muestra de sangre me preguntó si yo era Cristián Jiménez Shrek. La miré muy serio y le dije que no, que mi segundo apellido es Scheuch y se pronuncia shoij. Shrek, repitió como para sí misma sin tono de broma. Empuñó entonces la jeringa y tras ponerme un elástico en el brazo al más puro estilo heroinómano escocés, me pinchó la vena. Cómo los exámenes eran dos, me pinchó de nuevo y volvió a succionar. Eso ya me sonaba retro, ahora suelen sacar con unas bolsitas al vacío. En fin. Terminó su pega y me puso un algodón. Luego pegó un parche curita (sin quitar el agodón) y al traspasar la sangre a los frascos volvió a preguntarme: "Es usted Cristián Jiménez Shrek?". Sí, respondí. Era el procedimiento para que no se mezclen los frascos con sangre, supongo. No estaba de ánimo para polémicas.
En la tarde cuando me quité el parche curita me encontré con una gran sorpresa. Mi bracito querido estaba marcado con un moretón redondo de unos 3 cm de radio. Además, adentro del moretón había dos moretones más oscuros, como las marcas de los dientes de un murciélago o algo por el estilo (ver foto más arriba).
Pensé que con la mordida del murciélago ya tenía suficiente, pero después de almuerzo empecé a tener un súbito dolor de espalda. No era una cosa muscular, ni tampoco de hueso. Era como un pinchazo que pasaba por detrás del homóplato izquierdo y llegaba hasta el cuello. La verdad, dolía bastante. Como tengo un viaje al sur en bus pronto, donde voy a trabajar en el rodaje de un mini documental, calculé que si la cosa no mejoraba rápido iba a estar en problemas. Me contacté con un masajista, pero dijo que por mi descripción no era algo solucionable con masaje, que debía ver o un médico o un quiropráctico. Médico sonaba a complicación, radiografías, exámenes y proceso largo, quiropráctico sólo me sonaba de una peli con Steve Buscemi donde un detective neoyorquino pinchaba con su quiropráctica inglesa, la cual le practicaba una especie de llaves de judo con sonido de crack de huesos. El mismo masajista me puso en contacto con un quiropráctico.
Por veinte lucas, el tipo llegó a mi casa un sábado en la tarde, se comportó en forma seria y profesional, me hizo sonar huesos y músculos, me preguntó si tomaba mucho y parecía que sabía lo que hacía. Me parecía un poco sospechoso el hecho de que el tipo oliera a cigarro. Mal marketing para el business de la salud. Justo el tipo me hizo tenderme en la alfombra del living y como no había pasado la aspiradora hace como dos semanas estaba lleno de migas. Por otra parte, tendido sobre la alfombra, mientras me relajaba para que el tipo me acomodara dos vértebras, encontré sobre la alfombra un aro con forma de araña, perdido hace un mes. Además me drenó la vegija metiendo sus dedos detrás de las costillas, me dijo que como el lado del problema era el izquierdo todo se debía a estrés emocional (existe el estrés racional?) y diagnosticó el orígen de todos mis problemas: una lesión en el tobillo. De ahí para arriba todo estaba torcido, como una reacción en cadena.
Cuando el tipo se fue me sentí mejor, pero hoy empezó a dolerme de nuevo, así que llamé a mi viejo que es médico y le conté la experiencia. Me dijo que la teoría del tobillo le pareció una especie de neofreudianismo traumatológico y que una vez fue donde un yerbatero que le dijo que su dolor de espaldo era por un problema urinario, que el truco consistía en cambiar el foco para parecer creativo (think out of the box, lo llaman los gringos) y que por último, la fe es importante en cualquier proceso de curación. Como sea, escéptico como estoy, se me pasó el dolor bastante, ya no sé si fue el quiropráctico o la fe o si se me iba a pasar solo de todas maneras. Lástima que ayer cuando vi "Old Boy" en la noche, el dolor de espalda me impidió concentrarme y pasé confundido la mitad de la peli.
Nada tan terrible como mi experiencia de hace un rato en la cineteca nacional. Eso sí que fue patológico. Esa historia merece su propio posteo.

1.2.06

Pedro

Finalmente, la gran ganadora de los Premios Pedro Sienna fue "Play". Ganó: Mejor Película, Mejor Guión, Mejor Arte y Mejor Vestuario. Me toco estar sentado en una fila con pura gente de "Play", todos apretaditos, la Pepa, Seba y yo compartiendo dos sillas. La onda ganadora no alcanzó a llegar hasta mi rincón eso sí. El ganador de los cortos fue "El Pastor" de Marcelo Gaete y además se premió a un mediometraje documental que si mal no recuerdo se llamaba "La Estación Ausente". Igual se va a ver cool el laurelcito en el poster y la postal de "XX": cortometraje nominado a los premios Pedro Sienna 2006.
La segunda gran peli ganadora fue "En La Cama": guión, montaje y Blanca Lewin como actriz.
Curiosamente estoy de acuerdo con casi todos los premios. Veamos las excepciones:
Mejor Cortometraje. Debió ganar "Obreras Saliendo de la Fábrica" de José Luis Torres, un trabajo fino y poderoso. Mención Especial para "Dos Icebergs" de Álvaro Muñoz. Paradójicamente ninguno de los dos obtuvo nominación.
Mejor Guión. Creo que la cosa debió ser entre "Play" y "Mi Mejor Enemigo". No creo que la mayor virtud de "En la Cama" sea su guión, a ratos superficial y agotador. En "Mi Mejor Enemigo" me parece que surge el mejor Julio Rojas, con un único pero: la voz en off, pero creo que eso fue un añadido de última hora. "Play" tiene un guión que me encanta, más imperfecto que el de "Mi Mejor..", pero más en el tono del cine que me gusta. Por algo estoy trabajando con Alicia en mi nuevo guión.
Mejor Banda Sonora. Ganó "Tierra de Agua", aunque no entendí si estaban premiando su diseño de sonido o su música. No la vi, así que no puedo opinar. Lo poco que mostraron se veía buenísimo, al igual que los pedacitos que se vieron de otro docu llamado "Arcana". Mis favoritas eran: "Play" (que no fue nominada) y "Se Arrienda" (que fue nominada y perdió).
Encontré una patudez del jurado que hayan dejado desiertas dos categorías: Actor Protagónico Masculino y Actor/Actriz Secundaria. Mis favoritos eran: Nico Saavedra por "Mi Mejor Enemigo" para protagónico, y Bélgica Castro por "Días de Campo" para Actriz Secundaria (no estaba nominada). Puede ser cierto que las nominaciones fueron erráticas (nominar a Nacho Agüero fue sin duda una tomadura de pelo), pero igual representaban la voluntad de cientos de personas y no sé con qué autoridad llegaban estos cinco pechugones a decir que los mejores no estaban. Su pega era votar por los cinco finalistas calladitos. En fin. Por todos lados aparece gente patuda.
 
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