Tardes de Cine

Ficciones, Mentiras e Ilusiones Ópticas de la Vida Real

29.11.06

Renovar

De vuelta en Santiago es como si mis días en Mannheim hubiesen sido una ilusión. Curioso el efecto de las 16 horas de vuelo. Finalmente el corto ganó una mención del jurado de los dueños de cines. El premio principal se lo llevó un corto belga llamado "Algo con O", sobre un tipo que de regreso de unas vacaciones olvida el nombre de su hija.
Durante los últimos días del festival estuve bastante vacunado por las presentaciones y discusiones del programa de cortos que me mataban la chance de ver otras cosas. Por otro lado, los trasnoches hicieron su efecto y me quedaba menos energía.
Vi una peli china más o menos interesante ("La Inspectora") y una argentina menos interesante ("Pura Sangre"). Como por error me quedé un día más (el error no fue mío, sino que de mi socio al reservar el vuelo), pensaba ver los ganadores que se daban el domingo. Tenía planeado ir a Heidelberg y ver las pelis allá, pero entre que se me hizo tarde, llegué a la estación y me dicen que la estación de tren de Heidelberg había sido cerrada, sumado a que me encontré con una chica que venía del cine y me contó que había tanta gente que no se podía entrar, opté por no ir. En Mannheim las pelis que me interesaban ("The Art of Crying" y "Comme le vouleurs") ya las habían dado y no era gracia pegarme un pique en bus a Heidelberg para quedar fuera del cine.
Mi último día fue una mezcla de shopping de mala gana y paseos que me condujeron a una café exquisito (Café Prag) y un parque bastante razonable, cuyo nombre olvidé.
Divertido fue que en Madrid me topé en Ruiz con el aeropuerto. Lo saludé y me senté con él mientras se tomaba una copa de vino. Le conté las pelis que había visto y él me contó de su proyecto de 10 episodios en TVN, aparte de otras historias irreproducibles. Sería interesante juntar a Ruiz con Julio Carrasco. Sospecho que se neutralizarían con su humor oblicuo y gusto por el sinsentido o la pirotecnia semántica. Como sea, un señor agradable, que no tiene ganas de filmar en Puerto Montt y que considera que al cine chileno le falta aliento poético según me dijo antes de despedirse. Salvó a "La Sagrada Familia" y (creo que honestamente) me felicitó por "El Tesoro de los Caracoles".
De vuelta en mi oficina hay tanto que hacer, que cuesta saber por donde empezar. Por suerte la sobredosis de cine, de fiesta y de prosecco sirven para renovar los aires y a pesar de las neuronas muertas mantener la mente fría.

23.11.06

Maratón

Mi llegada a Alemania hace un par de días fue violenta. No sólo viajé 16 horas (sin calcular esperas), sino que además llegué al hotel a las 7 y media y partí raudo a la oficina del festival, me acredité, me tomé un té y partí al cine. La peli que vi ese día, "Camino en el Aire" de Taiwán, una especie de road movie en bici con una onda medio adolescente, es la mejor que me ha tocado dentro de la competencia oficial. Ocurre que además hay un cliclo de Kieslowski y otro de Sokurov y he visto 3 pelis de cada uno hasta ahora, definitivamente un lujazo. Me gustó especialmente "Personal" de Kieslowski y "Telec" de Sokurov.
"Hijos" de Noruega era una peli bastante interesante: un tipo que había sido víctima en su infancia de un pedófilo se toma su revancha cuando lo sorprende haciendo lo mismo con un niño. El tema es peligudo, pero está bien tratado. El pedófilo era muy ambiguo, todas sus víctimas elegidas de entre niños desamparados a los cuales junto al abuso ofrece cariño y atención.
Los cortos que están en mi competencia son 7. Me gustó especialmente uno de Lituania sobre un niño que juega a las escondidas en la playa con su abuelo ciego. Tierno y efectivo, muy bien filmado.
Anoche fue la función en el cine Gloria en Heidelberg y estuvo presente una profesora mía de la escuela de sociología, con la cual antes fui a cenar. Cuando presento la peli en alemán, al principio la gente queda medio desconcertada, pero inevitablemente me aplauden cuando digo que estudié en la universidad de Heidelberg. Un golpe bajo para ganar el favor del público. Como sea, es la primera vez que regreso a Heidelberg en que ya no me topo con ningún conocido en la calle. Mi amigo húngaro, que era el último que me iba quedando, se fue a Canadá. Igual el otro día con Waissbluth cené en Essig Haus (uno de mis restoranes favoritos) y pasé por afuera del Marstall (donde alguna vez tomé demasiadas cervezas) y de mi primera casa en la parte antigua de la ciudad.
También vi una peli alemana que no me gustó demasiado ("Hermano Extraño"), una sección de cortos fuera de competencia, donde había un par de cosas interesantes, sobre todo un corto alemán sobre un guardia de seguridad de supermercado y uno polaco sobre una chica en pleno despertar de la pubertad, y de vez en cuando me doy una vuelta por los Mannheim Meetings, donde estamos oficialmente con "Ilusiones Ópticas" y de paso testeamos el trailer de "199 Recetas..." por si algo cae. Quién sabe.
Ahora voy a ver una peli sueca, dirigida por un tipo que hizo el taller de Panico en Londres, el mismo que hice yo hace 5 años, donde básicamente te enseñan lo básico en 6 días y luego a filmar. Reconozco que esperaba más de las pelis en la competencia, pero puede ser que lo más interesante aún esté por venir.

17.11.06

Auf wiedersehn

Me ha costado encontrar el tiempo para escribir acá en los últimos días. Waissbluth anda en España trabajando en el montaje de la peli y yo mismo parto a Alemania el domingo, así que ha habido harta burocracia de la cual ocuparse en Retaguardia para que todo ande ok en nuestra ausencia. El miércoles dieron "XX" en Viña. Me gusta el Teatro Municipal de Viña, pero como programaron los cortos a las 11 de la mañana penaban las ánimas.
Entre los demás cortos (todos extranjeros), el que más me gustó fue uno que se llamaba "Zapatos Limpios". Una autoparodia sobre la realización de un corto. En off muy serio el director narraba sus intenciones, que eran básicamente seguir las reglas de Robert Rodríguez y hacer una peli con lo que tenía más a mano: un amigo gordo y una máquina para limpiar zapatos. El día del rodaje el gordo llegaba con zapatillas al set y de ahí en adelante, el director debía sortear las dificultades de rodar sin tener mucha idea y con la obsesión de cautivar al público. Todo duraba 3 minutos y hasta incluía desnudos y autos a toda velocidad.
Luego me topé con la filmación de "El Chacotero Sentimental 2" en Viña. Prepraban una escena en la Avenida Perú. Me pregunto si el Rumpy conseguirá ser tan popular dirigiendo como su personaje radial. En cualquier caso, creo que él es el responsable del 80% del éxito de la parte 1. La peli en sí era un mamarracho.
Lo único que vi aparte de los cortos fue "Welcome to New York" (llegué tarde a la función) y "María Antonieta" de Sofia Coppola. Linda peli pero insustancial a morir. Kirsten Dunst estaba linda, pero su personaje no ofrecía mucha cosa y Jason Schwartzmann como Luis XVI aburría bastante.
Mañana veo "Casa de Muñecas" en el Teatro Nacional. Invité a mi abuela de regalo de cumpleaños y por poco me quedé con las ganas. El padre de la teoría moderna del conflicto sigue siendo un imperdible.

10.11.06

"199 Recetas" 60 días después

En este post invitado, mi socio y amigo Andrés Waissbluth divaga acerca de la experiencia de dirigir su segundo largometraje "199 Recetas para ser Feliz"

Por Andrés Waissbluth


Han pasado 2 meses desde el fin de la filmación de “199 recetas para ser feliz” y parece un buen momento para mirar atrás. Fueron alrededor de 5 años de trabajo para poder filmar el cuento “Noticias de Milo” de Marcelo Leonart. Ése fue el punto de partida de un camino que a medida que avanzamos me fue dando la posibilidad de ser más arriesgado y hacer una película distinta a todo lo que he hecho hasta ahora.
Partir de un cuento publicado ya fue una novedad. Siempre he filmado ideas originales mías. Finalmente del cuento quedó todo y nada. Mi camino para adaptar desde la literatura al cine consistió en respetar la idea e intervenir la forma, distorsionándola de tal manera que al final se modificó la idea original. Así pasé de un concepto mínimo, voyerista a una película mental, compleja. Así pasé también de los temas evidentes del cuento como la mentira y el incesto encubierto, la mimetización y la homosexualidad latente, a uno que se sostiene sobre los anteriores: la sobrevivencia de la pareja. A pesar de que no son lo que quisieron ser en el pasado. Una vez llegado a este punto, entró la autoayuda como elemento de construcción cinematográfica de manera natural. Pueden parecer absurdas las recetas, sin embargo a pesar de sí mismo, a Tomás terminan ayudándole en su proceso de maduración y ésa parece ser la gran receta para su felicidad. Crecer. Aceptar que no es el mismo que soñó ser cuando tenía veinte.


Filmar en otro país hizo que esta experiencia fuera un desafío desde un principio no sólo por las dificultades de producción y obstáculos creativos que eso implica. Lo más importante, es que para todos era, literalmente, un viaje a lo desconocido. Eso provocó, inesperadamente, que todo fuera sensualizándose día a día. Con temperaturas sofocantes y caras de múltiples colores, Barcelona me dio la sensación de ser una ciudad erotizada bajo su capa de pretendida elegancia y sobriedad. Esto, más allá de las historias de fin de rodaje, fue un gran aporte para la película. Enrareció el ambiente. La película tiene sólo una escena de sexo, al final, sin embargo la tensión sexual se respira permanentemente. Esa tensión me dio la posibilidad de dar un paso más y de seguir tomando riesgos, logrando la mejor escena de sexo que he filmado nunca. Es emocionante. Cerré un capítulo. Después de cortos y largos relacionados con el tema, ya no quiero filmar más sexo, al menos por un tiempo.


Creo que tuvimos suerte. El equipo humano que trabajó en la película, que ha trabajado con nosotros los últimos años, está en un gran momento creativo. Combinan experiencia y talento a la perfección. Sebastián Muñoz en la Dirección de Arte, Inti Briones en la Fotografía, Bruno Bettati en la producción acompañado desde la distancia por Crisis. Waldo Salgado al lado mío abriendo camino. La incrustación chileno-catalana de Manuel Robles. Los Cristianes Petit-Laurent y Burgos. Michelle Bossy. Paco Toledo. Todos tienen muchos largos en el cuerpo, pero aún son jóvenes, con una mirada fresca, inquieta. Cualquier fotograma del primer corte que estoy finalizando habla de eso. También los actores. Pablo Macaya haciendo el personaje de su vida, en el sentido más literal. Tamara Garea aportando un toque de distinción y nostalgia y Andrea García Huidobro entregando una potencia y ambigüedad que descoloca. A ellos hay que sumarle a Alex Brendemühl, actor catalán de origen alemán tan raro como adorable. Todos están en llamas.


Esta combinación humana es la que a pesar de las dificultades propias de cualquier filmación me protegió y ayudó a dar el paso que quería dar: empezar a permitirme más cosas como director. No fue un trabajo para soltar la mano, sino que para soltar amarras mentales. Dejarse llevar por la imaginación. Vencer miedos. Permitirme cosas que pensaba imposibles o inalcanzables. En “Los debutantes” quebrar la línea del tiempo fue un primer paso. En “199 recetas para ser feliz” me permití extravagancias aceptables por el estado mental del proyecto. Fue sólo un paso más. Tal vez tímido todavía. Una cosa es segura, mientras más riesgos tomamos, aumenta la diversión, nos sentimos felices filmando. Ese fue mi aprendizaje, la receta que recién vine a descubrir. Ése es mi mejor recuerdo de agosto en Barcelona.

Andrés Waissbluth
Director, "199 Recetas para ser Feliz"

8.11.06

Abuelita

Ayer fue un buen día en mi lugar de trabajo. La serie "Mi Abuela y Yo", desarrollada en Retaguardia Films, ganó plata del fondo CORFO TV. Habíamos perdido las esperanzas porque nos avisaron que debíamos ir a defender el proyecto a CORFO y luego no nos citaron nunca. Me enteré leyendo La Tercera ayer en la mañana antes de salir a hacer clases.
Además el próximo miércoles a las 11 de la mañana (qué horario más freak) en el Teatro Municipal de Viña del Mar, se dará mi corto "XX" en el Festival de Cine de Viña del Mar. Estaré de cuerpo presente. Por si acaso alguien anda por allá.

2.11.06

Moderno

Fue hace días, pero desde esa misma noche quedé con ganas de escribir al respecto. La función de "El Cuerpo y la Sangre" tuvo de todo. Señoras con pinta de avant-garde cincuentera, familias en actitud de matrimonio, guagua portándose mal, autoridad política con aura de víctima, académico desplegando todo su saber en forma innecesaria, padrino de festivales tirando tallas, señor francés hablando de la conservación fílmica con acento de Jacques Cousteau y, casi al final, mi compañera de sociología Marcela Sánchez mandándose un discurso a pura emoción que dejó llorando a más espectadores que la película de su padre que se proyectaría inmediatamente después. Esto no quiere decir que la peli no haya estado bien. Por el contrario, era una maravilla. Me atrevo a decir que no son muchas las pelis chilenas respecto de las cuales uno pueda decir lo mismo, pero en este caso es absolutamente merecido. Quizá influye en mi entusiasmo el hecho de no haber tenido este film en el mapa mental del cine chileno de ficción de primera línea. Para mí, Sánchez era básicamente un director de documentales que hacía clases. Ateo como soy, su hipercatólica película me conquistó.
"El Cuerpo y la Sangre" transcurre alrededor de una iglesia y esa iglesia no es ni más ni menos que la típica iglesia que queda en Vitacura con Alonso de Córdova, la que en 1961 estaba igualita, salvo casi todo lo que la rodea. En los planos abiertos la cordillera se aprecia como si estuviera ahí mismo, a dos pasos de la acción y Vitacura se ve medio despoblado, como si la iglesia fuese el edificio más alto del barrio (que seguramente lo era).
Frente a la iglesia habitan una serie de personajes por los cuales circula la acción. Los principales son: una niña de unos seis años, hija de madre soltera (o medio abandonada por el papá de la niña), la que no va a misa, pero parece intrigada por el ritual católico; y una mujer muy católica, muy enferma, muy fértil y prolífica, cuyos hijos es incapaz de cuidar por su enfermedad y que, para colmo del desamparo, es extranjera.
Estos dos personajes se cruzan cuando la hostia destinada a la enferma se pierde y es recogida de la calle por la niña, quien pese a no haber hecho la primera comunión igual se la come. Luego la niña se mete a misa camino a hacer unas compras. Tentada por la colecta, deja todo el dinero de su madre y cuando se arrepiente, no lo puede recuperar. La colecta de ese día va destinada a la misma mujer enferma de la hostia perdida de un comienzo.
De aquí en adelante, y pese a esta intriga inicial cargada de tierno humor, la peli entra en terreno místico. Nos mandamos casi una misa completa o quizá dos misas completas, en que distintos momentos de la eucaristía y su rollo sacrificial y de representación son descritos con devota cinematografía.
Al final, la niña y la mujer se encuentran y hacen una especie de arreglo que a ambas redime. Pero más allá del guión, cuya intriga central es un poco gruesa y cuyo contenido religioso se va haciendo más denso con el paso de los minutos (como si Sánchez hubiese ido perdiendo el pudor o siendo más maquiavélico, hubiese apostado a entusiasmar con una intriga clásica al principio para soltar la artillería pesada en la segunda mitad), lo que me parece que pone a esta película en otro nivel es su puesta en escena.
La composición es elegantísima y muy coherente a lo largo de toda la cinta. La cámara está la mayor parte del tiempo fija, pero elige con precisión los momentos en que se mueve, casi siempre momentos clave en que la trama atraviesa un pequeño quiebre o en que se inicia una nueva etapa en la narración. Notable el plano de la cordillera, donde la cruz de la iglesia brilla en la esquina inferior del cuadro. El montaje es interesante, ya que aunque siempre sobrio, modifica el ritmo al interior de la misa, dándole mayor intesidad al misticismo de la situación y optando por una descripción casi documental del rito.
Las actuaciones son muy sobrias, encabezadas por una niña francamente buena, que nos recuerda a la niña iraní de "El Globo Blanco", claro que con 44 años de anticipo y que sesea como el Presidente Frei. Conectada con el neorrealismo y con el nuevo cine chileno que en teoría parte como 5 años más tarde, pero que quizá parte acá mismo, que lo digan los especialistas, el realismo católico de Sánchez encierra más artificialidad, más set, sobre todo en las casas, y una mirada involucrada emocionalmente, pero más distante y más tranquila, no metida en medio de la acción como en el trabajo de Ruiz, Littin o Francia de aquel entonces.
Lo más débil me parece que es la música, cuya obviedad choca y hasta sobra, pero que destila el sentimentalismo de la época, supongo.
Como sea, creo que esta peli, quizá por la falta de una copia decente hasta ahora no había sido apreciada en su real dimensión y sospecho que debería ser considerada un clásico del cine chileno, que tan pocos clásicos nos ha entregado hasta el momento.
 
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