Doméstica
Mi departamento en París es del tamaño de una habitación pequeña, al ojo, diez metros cuadrados. El baño está en el pasillo, pero tiene ducha y cocina. Yo sé que esto suena increíble, pero es verdad. Con sólo girar el cuello uno puede ir de la cocina al baño, dar un paso y estar en el dormitorio. Ahora, por ejemplo, estoy en el escritorio (una mesita chica en la esquina), pero si bostezo y me estiro mi brazo entra tranquilamente al dormitorio y no necesito más que hacer girar la silla sobre su propio eje para poder meter la mano al refrigerador, que queda en la cocina.
En cualquier caso, no me quejo. El lugar es chico, pero está lindo. Mucho mejor que el que estuve cuando vine en junio a trabajar en el montaje, que además de enano era medio cutre. Con el papel mural a medio caer, colgando de la pared. La alfombra asquerosa. El baño ni hablar. Un día intenté limpiarlo. Hice mi mejor esfuerzo, pero me di cuenta que ya era tarde. Otros antes que yo habían dejado la vara demasiado alta y la única solución posible a esas alturas era un aseo industrial. ¡Y no tenía cocina! Eso sí que no pues. Ahora que tengo cocina, aunque no tengo casi ningún utensilio, al menos puedo vivir la ilusión de una cena pseudocasera. Hoy, por ejemplo, pasé a un super, me compré un pepino, una lechuga, una lollo rosso, una miel y una mostaza. Sumado al aceite de oliva y el balsámico quedó una ensalada exquisita y de postre un creme caramel comprado en el mismo local. Mucho mejor que la baguette de cada día.
Como he estado eligiendo algunas imágenes tiffs de la secuencia que pasaremos por el arrilaser en un par de semanas, aproveché de poner una ilustrando esta crónica tan doméstica.
que entrete!!!!te imagino tratando de cocinar algo como dentro de un closet, parece que tu deptto fuera como del tamaño de la cámara secreta donde uno entra a votar, hoy hubo elecciones de alcaldes y consejales, después te cuento quién ganó acá, que toda vaya muy bien, besitos, Ptt