No te escondas

El otro día fui al teatro. Ví "Teatro" de Marco Antonio de la Parra en el Teatro Nacional, con Roberto Farías a la cabeza del elenco. Como salí de la función a una hora en que era demasiado temprano para partir al cumpleaños de Yael Rosenblut, pero tampoco había tiempo para ir a cocinar algo por ejemplo, partí al cine Hoyts San Agustín por si agarraba alguna peli. Y la que agarré justo a tiempo fue "Caché" de Michael Haneke. Soy un fan de "La profesora de piano", una peli fría y con ganas (nota: seguir leyendo aquí puede revelar más de lo que quieres saber sobre "Caché").
"Caché" también describe un mundo de personajes fríos y cultivados. El protagonista es ni más ni menos que el presentador de un show televisivo sobre literatura. La escenografía son anequeles de utilería poblados con lomos de colores que cubren toda la pared del set, un remedo de las paredes de la verdadera casa del tipo, lo que de entrada insinúa que estamos frente a un refinamiento de utilería. La plácida vida de este hombre es interrumpida por videos que alguien deja en su puerta. Las cintas simplemente muestran su casa. Alguien lo está espiando y quiere hacerlo saber. Para colmo los videos van acompañados de unos inquietantes dibujos, que en principio parecen no tener ningún sentido.
La molesta llegada de estos videos va avanzando desde el presente hacia imágenes que aluden episodios olvidados de un pasado no tan lejano y que este personaje ha "escondido" de su mujer, de su familia y tal vez de sí mismo. Poco a poco descubrimos una trama política que ata la biografía de este homre culto con episodios derechamente bárbaros, ocurridos en plenos París y que la historia se ha encargado de esconder. Episodios biográficos que se reviven justamente a través de un molesto ojo "escondido" como un mal sueño o un remordimiento dormido que a mala hora ha despertado. Un ojo que vigila y amenaza, pues podría revelar aspectos desagradables de una historia.
No cuento más para no seguir estropeándole la película a nadie. Pero me parece que estamos ante una película lúcida y muy hábil en su trenzar de la biografía y la historia o en los aspectos psicológicos de una dinámica política. Si bien podemos entender que el protagonista es un racista, captamos que esos sentimientos políticos los lleva en el cuerpo, en emociones que su refinado intelecto no consigue expresar y que remiten a una infancia y una herencia muy alejada de la ciudad y por tanto de la urbanidad.
El plano en que el niño argelino es sacado por la fuerza de la casa en el campo por representantes de alguna institución y sospechamos que el punto de vista "escondido" es aquí el del protagonista, es un momento en que se paran los pelos.
Una peli compleja. "Rear Window" al revés y con contenido político. Una mirada sobre la cultura como fachada. Pocas veces he visto películas tan pesimistas.