Tradicional
El día estaba precioso y sobre la arena muchos cuerpos desparramados tomaban sol, aunque nadie se bañaba porque había banderita roja y los franceses son respetuosos de sus leyes. Nos paseamos con Franz por unos riscos que salen en "El Rayo Verde" de Rohmer. Familias y turistas se paseaban bajo el sol, mientras la espuma saltaba desde el mar por encima de los malecones refrescando al público. Es un set Biarritz. Durante las noches la perfección de sus acantilados la iluminan estratégicos focos, pero de día uno no pierde ese feeling de una escenografía perfecta para tomar fotos de vacaciones de alto impacto. Ligero y estival.
Con esa misma ligereza, más el calor, más la modorra post carrete de la noche anterior, más el gustito del último almuerzo en café O, donde almorzamos cada día frente al mar, me dirigí a la ceremonia de premiación del festival. En en el cine deben haber habido unas mil personas. Apenas partió la cosa se anunció el premio Cinecourts al Mejor Cortometraje. Se dijo que el año pasado el ganador había sido "El Tesoro de los Caracoles", que fue descrito como una farsa acerca de la bestialidad y la inocencia (según pude entender del original en francés) y que este año el ganador era una comedia urbana en blanco y negro sobre la paternidad. A esas alturas ya entendí que habíamos ganado con "XX". Subí a recibir el premio y en el camino olvidé qué decir, si es que hablar en francés o en español, por lo que de pronto enfrentado a este teatro gigante atestado de ojos, micrófono en mano, lo único que atiné a modular fue: merci beaucoup.
Otros ganadores fueron Juan Carlos Rulfo con su documental "En el Hoyo" y Jorge Durán con "Proibido proibir", que ganó el premio principal. El premio principal de cortometrajes lo ganó un corto brasilero que había estado en Cannes y que tenía buenísima atmósfera. Littin se mandó un discurso medio latero que sacó aplausos miles del respetable. Luppi se paseó como un gentleman sin decir palabra. Rulfo echaba la talla, igual que el resto de la semana.
Y así, como llegué me fui rajado a la salida de la premiación directo al hotel a buscar mis cosas y de ahí a Irún en auto, donde me embarqué en tren a Madrid, desde donde escribo este post. Linda forma de terminar una semana de cine-balneario. Ir a Biarritz creo que se va a convertir en una tradición.
muchas felicitaciones!!
es sabido que los franceses tienen buen gusto.