Guatiturri
Ayer me pasó algo estúpido. Como en la oficina tenemos dos computadores, uno estacionario y uno portátil, decidí llevarme el portátil a la casa para seguir trabajando allá. Tengo que traducir un documento para llevar a Inglaterra. La cosa es que mando el archivo de un computador al otro, lo bajo al escritorio del laptop y una ventana me pregunta si quiero reemplazar otro archivo con ese mismo nombre en el escritorio. Sin pensar puse que sí. Y cuando ya era un hecho consumado, me di cuenta que la versión actualizada era justamente la que estaba en el escritorio del laptop, porque la había hecho trabajando en mi casa. Diablos. En lugar de traducir, estuve hasta la una de la mañana rehaciendo la misma pega que había hecho dos días antes.
Esta mañana cuando venía a la oficina caminando por Pedro de Valdivia, me crucé con un tipo que me sonó a cara conocida. En ese par de segundos que me demoré en darme cuenta quién era, ya se había cruzado la calle y doblado por Carlos Antúnez. El sujeto en cuestión era un viejo compañero mío del equipo de básquetbol en que jugaba en Valdivia de niño. Su nombre era poco aofrtunado en la década de los ochenta: José Manuel Pinochet. Su apodo: Guatiturri. No me acuerdo cual de los dos llegó primero al equipo, pero básicamente había dos muy malos jugadores en ese equipo y de seguro uno recibió su apodo primero y luego impuso el estilo sobre el otro. Uno era Pinochet, Guatiturri, malo por guatón, lento, torpe. El otro no me acuerdo como se llamaba, pero le decíamos Chiquiturri. Su único pecado era ser tres o quizá cuatro años menor que los demás. Cada vez que jugábamos un partido, Guatiturri y Chiquiturri debían pasar al menos uno o dos cuartos en la cancha, por una cuestión pedagógica. No podían ser marginados, después de haber entrenado igual de duro que los demás. En esos momentos era como jugar con cuatro. Me acuerdo de una vez en que lo estábamos retando por algún error imperdonable (¿error infantil?) que se había mandado Guatiturri en la cancha y alguien le grita: puta Pinochet. Llega el árbitro, se acerca asustado y nos dice: "no le digan así a este pobre niño". Supongo que fuimos crueles con Guatiturri y Chiquiturri en más de una ocasión. Al verlo hoy, parecía un tipo tranquilo, pálido como ya era desde chico y por supuesto, un poco guatón. Iba con un polerón con gorro y bluyines, con pinta de estudiante, aunque calculo que debe tener la misma edad que yo, o sea llegando los 30, así que debe trabajar en un lugar donde no son formales para vestirse. Me pregunto que habrá sido de Chiquiturri.
Esta mañana cuando venía a la oficina caminando por Pedro de Valdivia, me crucé con un tipo que me sonó a cara conocida. En ese par de segundos que me demoré en darme cuenta quién era, ya se había cruzado la calle y doblado por Carlos Antúnez. El sujeto en cuestión era un viejo compañero mío del equipo de básquetbol en que jugaba en Valdivia de niño. Su nombre era poco aofrtunado en la década de los ochenta: José Manuel Pinochet. Su apodo: Guatiturri. No me acuerdo cual de los dos llegó primero al equipo, pero básicamente había dos muy malos jugadores en ese equipo y de seguro uno recibió su apodo primero y luego impuso el estilo sobre el otro. Uno era Pinochet, Guatiturri, malo por guatón, lento, torpe. El otro no me acuerdo como se llamaba, pero le decíamos Chiquiturri. Su único pecado era ser tres o quizá cuatro años menor que los demás. Cada vez que jugábamos un partido, Guatiturri y Chiquiturri debían pasar al menos uno o dos cuartos en la cancha, por una cuestión pedagógica. No podían ser marginados, después de haber entrenado igual de duro que los demás. En esos momentos era como jugar con cuatro. Me acuerdo de una vez en que lo estábamos retando por algún error imperdonable (¿error infantil?) que se había mandado Guatiturri en la cancha y alguien le grita: puta Pinochet. Llega el árbitro, se acerca asustado y nos dice: "no le digan así a este pobre niño". Supongo que fuimos crueles con Guatiturri y Chiquiturri en más de una ocasión. Al verlo hoy, parecía un tipo tranquilo, pálido como ya era desde chico y por supuesto, un poco guatón. Iba con un polerón con gorro y bluyines, con pinta de estudiante, aunque calculo que debe tener la misma edad que yo, o sea llegando los 30, así que debe trabajar en un lugar donde no son formales para vestirse. Me pregunto que habrá sido de Chiquiturri.
Yo ondin - good night out ondicondando. Let me know about Friday.