Femenino
Al final de la cena el último día, me despedí de todos los viejos que se quedaron en el restorán tomando whisky (Patricia, una argentina llamada Dolly Pussi, Francis, el venezolano y su rusa, y un par de brasileños más) y me fui con los demás realizadores a un lugar donde se tomaba cachaza sola. Cuando me despedí de Natasha, la rusa, me hizo sentarme con ella y me dijo unas cosas en alemán que en ese momento no pesqué mayormente, pero que han quedado resonando desde entonces. El primer día cuando le conté el título de mi corto, me preguntó si la alusión al caracol se refería a una mujer. Como puse cara de no entender nada, me explicó que en alemán y en ruso el caracol es un habitual símbolo femenino y que incluso se puede decir caracol para referirse al sexo de una chica, así como en Chile se dice sapo. Le dije que nada que ver, que era otra cosa. Tres días después al despedirnos, me felicitó por la peli y me dijo que por qué le había dicho que no era así, si claramente el corto se trataba del caracol femenino que ella me había dicho el primer día. Me peló el cable con Jung, pero después me dijo que no tenía nada que ver con algo rebuscado intelectualmente y que ella podía entender que para muchos europeos mi película fuera profundamente perturbadora, justamente por el rodeo que da para hablar de las mujeres en la forma en que lo hace. Le dije que ésa era un lectura posible y ella me respondió que seguramente lo había hecho sin darme cuenta. Me prometió mandarme unas películas de Georgia con sentido del humor semejante. Fue una de esas conversaciones extrañas, hablando en alemán, en un pueblo del norte de Brasil, sudando con el calor de la noche, nombrando leyendas rusas y describiendo el sur de Chile. Recién al día siguiente caí en cuenta de esa conversación y empecé a notar ciertas claves raras en cosas que me dijo esta mujer, ciertas indicios entre líneas, que no tienen que ver con que me haya estado tirando los cortes, sino con que de alguna manera el corto hizo un click en ella que no sólo la llevó por unos paisajes internos que tenían que ver con su infancia, sino que además le permitió entender exactamente cuál es el trance por el que estoy pasando ahora mismo y respecto del cual me dio el mejor consejo que nadie haya podido darme.
Asì son las chicas, querido amigo.
Mientras una se esfuerza en contarte con sus afiladas navajas otra viene y te regala un ramito de flores tropicales con forma de caracol.