En el marco de
SANFIC, mi cortometraje en blanco y negro "XX" será exhibido en el Cine Hoyts de La Reina el próximo sábado 12 de agosto a las 17:45. Hace poco se dio en la Cineteca, pero ni yo supe bien la hora y el día. Tras sólo una versión, el SANFIC se ha ubicado como un festival que sin tener la tradición de otros certámenes locales, tiene la actitud y la intención que a los otros les falta a gritos. Hay un criterio de programación claro, hay invitados extranjeros de primer nivel y una grilla envidiable.
"XX" se exhibirá en forma gratuita junto a un grupo de cortometrajes nacionales. Sospecho que el programa será más bien largo (más de dos horas), pero pinta bien. Destaca el corto "12 Minutos" del director Sebastián Campos, alias Zebra.
Un regalo para compartir porque eres un creador...
Me encantó tu cortometraje "El Tesoro de los Caracoles"
El ángel de Luz Jimenez me maravilló...
Mucha luz para tú nuevo proyecto"Ilusiones Ópticas"
BAJO EL CIELO NACIDO TRAS LA LLUVIA
JORGE TEILLIER, el poeta de la lluvia
Bajo el cielo nacido tras la lluvia
escucho un leve deslizarse de remos en el agua,
mientras pienso que la felicidad
no es sino un leve deslizarse de remos en el agua.
O quizás no sea sino la luz de un pequeño barco,
esa luz que aparece y desaparece
en el oscuro oleaje de los años
lentos como una cena tras un entierro.
O la luz de una casa hallada tras la colina
cuando ya creíamos que no quedaba sino andar y andar.
O el espacio del silencio
entre mi voz y la voz de alguien
revelándome el verdadero nombre de las cosas
con sólo nombrarlas: "álamos", "tejados".
La distancia entre el tintero del cencerro
en el cuello de la oveja al amanecer
y el ruido de una puerta cerrándose tras una fiesta.
El espacio entre el grito del ave herida en el pantano,
y las alas plegadas de una mariposa
sobre la cumbre de la loma barrida por el viento.
Eso fue la felicidad:
dibujar en la escarcha figuras sin sentido
sabiendo que no durarían nada,
cortar una rama de pino
para escribir un instante nuestro nombre en la tierra
húmeda,
atrapar una plumilla de cardo
para detener la huida de toda una estación.
Así era la felicidad:
breve como como el sueño del aromo derribado,
o el baile de la solterona loca frente al espejo roto.
Pero no importa que los días felices sean breves
como el viaje de la estrella desprendida del cielo,
pues siempre podremos reunir sus recuerdos,
así como el niño castigado en el patio
encuentra guijarros para formar brillantes ejércitos.
Pues siempre podremos estar en un día que no es ayer
ni mañana,
mirando el cielo nacido tras la lluvia
y escuchando a lo lejos
un leve deslizarse de remos en el agua.