Fin
El primer día de rodaje partimos en el Bar Unión, una locación increíble. Al final de esa escena me di cuenta que mis dos actores principales, Nicolás Saavedra e Ingrid Isensee, estaban en la película. Es un poquito difícil trabajar una onda sobria con actores acostumbrados al ritmo y el estilo de trabajo de la TV. Pero cuando corrió el primer plano, pude ver que los ensayos habían surtido efecto. La locación y el vestuario tambián hacían lo suyo poniendo a los actores en onda, y por supuesto, partir la filmación por la primera cita de los personajes también ayudó.
Con toda tranquilidad almorzamos en el mismo Bar Unión y desde ahí salimos a la casa de mi novia en el Barrio Bellavista a hacer unos cuantos interiores. El detalle es que aquí entraba en escena Martín, mi hijo putativo, próximo a cumplir cinco años de edad. Habíamos ensayado y lo había hecho perfecto, ya estaba en confianza con el director de foto y la actriz que hacía de su mamá, no había ninguna preocupación. Llegado el momento de correr cámara, pasó lo que puede considerarse una pesadilla para cualquier director: el niño se achunchó. Media hora antes habíamos marcado la escena y lo había hecho todo impecable (ese fue el error, no correr cámara en ese instante, claro que los actores estaban en maquillaje). Pero con el equipo entero en set, ya no quiso hacer su parte. Le pregunté que le pasaba y se me pegó para hablarme al oído: "es que no me atrevo". No es lo que esperaba escuchar, teniendo a 30 personas esperando, la cámara lista, las luces instaladas. Intentamos persuadirlo de varias maneras. Según el niño algunas personas le daban susto, los sacamos del set. Lo hicimos dibujar. Jugar. Alguien empleó la táctica del policía malo. Luego pusimos a su mamá a dirigirlo. Terminó llorando y gritando que no podía hacerlo. Por un segundo pensé que el corto estaba en riesgo vital. El Nico Saavedra agarró el teléfono y llamó a un niño conocido de él. Tuve que tomar la decisión de ir a buscar al niño reemplazante o no. Lo malo es que Nico debía ir personalmente y eso nos impedía seguir probando con Martín mientras tanto, o sea, se nos detenía el rodaje por una hora y media o más. Es lo que llamo una crisis. La actriz se llevó al cabro chico a tomar un helado y airearse. Volvió bastante distendido y sin avisarle mucho hicimos el plano, claro que haciéndolo girarse al momento de decir su línea, para poder grabarla en post, ya que seguía sin atreverse a hablar. Luego vinieron dos planos más sin mayores contratiempos. Terminamos todos el primer día con los nervios de punta.
Mañana sigo con la bitrácora del rodaje. Tenía pensado ir haciendo reportes diarios, pero no tuve energía para hacerlo mientras filmábamos. Incluso ahora mientras escribo, lo hago bajo los efectos de una sutil depresión post-rodaje que me pone melancólico y lánguido. Escucho la música de Barry Lyndon, una pieza de Schubert ideal para un día como éste. También Killers, "Everything's going to be all right". Extraño a los chicos del equipo y a los actores con los que estuve bebiendo hasta hace menos de doce horas. Aunque sólo hayan sido tres días, el estado mental en que uno entra al filmar es rarísimo. Cuesta dormir y el mundo parece repleto de detalles. Despierta el obsesivo-compulsivo que uno lleva adentro. Supongo que toma un par de días volver a la normalidad. Hoy dormí toda la mañana (desde que logré dormirme claro). Esta noche iré al estreno de "Paréntesis" y mañana me toca rodaje de los documentales de la música. Suficientes rituales para alimentar el viaje de regreso a la rutina.
Al final le pusiste "XX". Bien, está mucho mejor que "En campaña". La vida de un director independiente, me atrae (como diría una chica ingenua), pero la chica inquieta (como yo) diría que quiere ser parte de ella (putativamente o no).
Cuando quieras alguna historia, sólo contáctame.
saludos
C. Moro