Tardes de Cine

Ficciones, Mentiras e Ilusiones Ópticas de la Vida Real

10.1.08

Supervivencia

Hoy me tocó integrar la comisión de un examen de título en la escuela de cine del instituto Arcos. Me desocupeé 20 minutos antes del mediodía. En ese momento rajé hacia el metro Plaza de Armas, me bajé en Pedro de Valdivia, tomé un taxi y llegué con un ligero atraso a la charla de Nicoles Krauss en la Universidad Finis Terrae. Contrariamente a lo que esperaba, no había una aglomeración en la conferencia. Como mucho éramos unas 40-50 personas, todos sentados, nadie de pie, algo demasiado decente y tranquilo en relación a la fama de Nicole. Como todo el mundo en Estados Unidos, la conferencista está entusiasmadísima con Roberto Bolaño y buena parte de la conferencia se usó para hablar de él. Roberto Brodsky, también sentado a la mesa, relató el momento en que Bolaño recibió el Rómulo Gallegos, algo incómodo con la pompa oficial que involucraba el asunto y que no pegaba para nada con una suerte de militancia del estar en el borde que siempre lo caracterizó.
Brodsky habló de la afinidad que Bolaño sentía por los narradores norteamericanos, mencionando a Saul Bellow, Twain, Fulkner, Auster, Dick y Roth como algunos de sus referentes. Yo no me atreví a tomar la palabra, pero me hubiese gustado añadir un nombre que el mismo Bolaño mencionó una vez en una conversación telefónica cuando le pregunté por su autor gringo favorito: James Ellroy. Ni idea si eso fue algo duradero o un impulso momentáneo, Bolaño siempre se caracterizó por ser un lunático, hacer declaraciones incendiarias para 2 semanas más tarde declarar algo totalmente opuesto como si nada.
Nicole Krauss es una especie de hada intelectual, una chica buena como el pan, que hablaba con frases redondas y perfectas y sonreía de tanto en tanto. Según contó en los Estados Unidos la poesía es algo así como el latín, al borde de una lengua muerta. No como en Chile, pensé, en que los poetas siguen agarrándose del moño en forma regular y semi profesionalizada. Ella a su vez llevaba un moño que la hacía ver ordenada e inteligente, y reflexionaba en voz alta a propósito del mega éxito reciente que ha sido Bolaño en USA: es curioso pensar que habría pasado con su escritura, acostumbrada a la posición del margen, si él hubiese vivido todo lo que ocurre ahora, lo que no sólo es éxito crítico. Si Bolaño estuviese vivo hoy, afirmó Nicole, sería inmensamente rico y eso de alguna manera se habría tenido que incorporar en sus textos.
No tengo idea cómo imaginar esta hipotática situación (Bolaño vivo o reviviendo para responder la inquietud de Krauss), sin embargo, presiento que todo lo que Bolaño hizo y nos dejó a los que somos sus fans es algo que precisamente fue impulsado por la conciencia de que le quedaba poco tiempo. Una inmortalidad cruzada por el instinto de supervivencia.

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