Obreros a la espera del plano
Ayer con Inti vimos dos películas: "Man Push Cart" y "El Silencio antes de Bach". La peli de Ramin Bahrani entiendo que es su opera prima y se deliza por territorios más o menos parecidos a los que se tocaban en "Chop Chop" (la inmigración, la explotación, el borde miserable de una sociedad opulenta, la emoción de la sobrevivencia y el refugio que otorga la solidaridad en tal contexto). Pero me parece que acá, con todos sus logros, el trazo es más grueso y tiene unos cuantos golpes debajo del cinturón que molestan más que conseguir el deseado golpe emotivo. Lo de Portabella fue repetirme el plato, ya la había visto en Sanfic y capaz que hasta haya escrito algo aquí. Soy fan de Portabella, de como estructura su relato de una manera tan libre, tan poco narrativa y tan dramática a la vez pese a prescindir de las herramientas convencionales para la construcción de una estructura dramática. Una vez más me pregunté en medio de la función: ¿y ese piano al agua qué hace ahí?
Luego fuimos a cenar a casa de Lasnibat, al más puro estilo "La Vida de Bohemia", donde conocimos a sus simpáticas mujeres (una era la hija, por si acaso). Nos dio por comparar a Carlos Pinto con Depardon, no sé muy bien como llegamos a eso. AFA como es habitual señaló casi cada vez que hablamos de alguna película: "ésa es como el pico". Nuestro anfitrión fue delicado y amable, sirviéndonos un oportuno cous-cous con merguez. Como nos gastamos toda la plata en ir al cine y comemos lo justo, fue un justo premio para los tres combatientes. Con su habitual diplomacia, mientras levantaba los platos, Lasnibat comentó sin alzar la voz más de lo necesario, casi con delicadeza: "puta que estaban hambriados los hueones".
Y hoy fui a la lavandería al levantarme. Se me heló la cara en el camino, lo único que dejé al descubierto. Mientras veía la ropa girar y girar, terminé de leer "Las Almas Muertas" de Gogol. Me tomó un par de meses, con sus interrupciones y estreses varios. Cuando Chichikov es perdonado y abandona la ciudad, llegué a un párrafo que releí dos veces y ahora transcribo para los lectores de este blog: "No era el Chichikov de antes, sino una especie de ruinas del Chichikov anterior. Se podía comparar el estado de su alma con una construcción desmontada con objeto de construir otra con el mismo material, pero que aún no ha sido empezada porque no ha llegado el plano del arquitecto y los obreros se encuentran sin saber qué hacer." La lavadora siguió girando, ajena al destino de Chichikov.
Oh, ingrato malhablado!
Resumo. Todo empezó porque Inti contó de su visita a la oficina de Carlos Pinto, tras lo cual cada uno contó más o menos su aparición favorita del presentador (la mía es en el asiento trasero de un auto, cuyo conductor está a punto de partir a darle muerte a su traidora mujer). Luego llegamos al desenlace de cada episodio, con el preso arrepentido, llorando tras las rejas. Y si no llora por sus culpas, vienen las preguntas que lo hacen llorar, "¿Qué es lo que mas extrañas de la vida fuera de la cárcel?", "¿qué le dirías a tu madre que ahora está sola?". "Como Depardon", saltó Lasnibat, molesto aún por las intervenciones del documentalista en la Vie Moderne, especialmente las preguntas que le hace a Daniel Roy encima de su tractor.
Depardon es un maestro, y su trilogía del campo es maravillosa, pese a que con suerte entendí un quinto de lo que hablaban los entrevistados. La que es como el lolly es Hunger. Puro efecto y demagogia política. Una simbología católica muy pobre y descontextualizada, al punto de transformarse sobre el final en poco más que un fetichismo morboso a la Mel Gibson (las heridas purulentas de Sands-Cristo); utilizada más encima en pos de un discurso bienpensante ralamido y reduccionista (los del IRA son buenos, jóvenes, guapos, aman a sus mujeres y madres y son amados por los suyos; mientras los guardias son maniáticos, viven castrados emocionalmente, reciben mensajes de voces maquiavélicas y en off de la Thatcher, etc. etc.)
Ya verán, incrédulos, esperen a ver las próximas películas de Steve McQueen y me darán la razón.
Pero hablando de lo bueno, por poco y me traigo lo que quedó de comida, que estaba de rechupete.