Tardes de Cine

Ficciones, Mentiras e Ilusiones Ópticas de la Vida Real

20.6.05

Jetlag

De vuelta en la oficina, de vuelta a escribir con acentos, de vuelta a la realidad. La primera gran noticia que me recibe es que fui tío. Mi hermana dio a luz a su segundo hijo. Todavía no se sabe el nombre de la criatura. Me enteré justo antes de venirme, así que aproveché de matar el tiempo en el aeropuerto en Dallas buscando un regalo para mi hermana. Lo único medianamente ad-hoc que encontré fue una taza que decía "momy's boy", en fin.
Me acaban de mandar un mail para contarme quienes fueron los ganadores del festival en Toronto. Curiosamente, ninguno de los que yo seleccioné aquí como destacados ganó premio, con la excepción de "Invulnerable" de Álvaro Pastor, ese corto español que estaba en mi mismo programa y que trataba sobre un profe de colegio que descubre que es seropositivo. Ganó el premio del público y una mención especial. Buena cosa por el director, un tipo simpático. Los demás fueron cortos que no me parecieron tan notables, pero así son los jurados.
De regreso a Chile me quedo con impresiones extrañas de Canadá. Por una parte, parecía un país muy primermundista, cosmopolita, liberal. Pero por otro lado, hay una onda puritana contagiada de sus vecinos gringos que llega a niveles absurdos. Por ejemplo, no se puede fumar en los bares. Eso es un agrado para un no-fumador como yo. Pero no deja de ser medio ridículo, porque cuando la gente fuma quiere tomar y cuando toma quiere fumar. ¿Qué ocurría entonces? Que los fumadores querían salir del bar a fumar. Pero aquí empezaba otro problema: no se podía sacar las cervezas afuera del bar, ni aunque hubiera mesitas en la calle, ya que no se puede tomar en la vía pública. Resultado: algunos europeos parados en el umbral de la puerta con el cigarrillo en una mano (la que daba para afuera) y la cerveza en la otra (la que daba para adentro). Parece chiste de peli de Ruiz. Además, a las 2am ya no se puede servir más alcohol. Resultado: a esa hora, partimos una noche un grupo de gente del festival a un restorán chino de mala muerte. Mientras hubiese comida en la mesa, te ponían unas teteras con esas típicas tacitas chinas chiquitas. Lo raro es que en vez de servir té, servían cerveza. Una onda escolar. Los tiempos ya no están para esas cosas o yo estoy muy equivocado.

2 Comentarios:

  • At 6:23 PM, Blogger Ángel mutante said…

    Felicitaciones "tío" yo fui nada más que puta triste.
    Besito con mierda de bebé.
    Chaoooo.

     
  • At 12:18 AM, Blogger El señor K. said…

    Jugando a tomar el té con los amiguitos, hincados en el suelo de una casa china, de una pagoda trasplantada.
    Algo cinematográfico tiene esa imagen, plagio quizás de Madadai Madadayo, de Kurosawa, de la inverosimilitud de Fellini.
    Saludos a tu hermana (suena feo, pero es en buena onda).

     

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