Tardes de Cine

Ficciones, Mentiras e Ilusiones Ópticas de la Vida Real

9.7.05

Encuesta

Mi ex polola estaba a 100 metros del bus que explotó en Tavistock Square en Londres. Me contó que lo más impresionante que ocurrió fue el silencio en la ciudad, producto del cierre de calles, lo que hizo de todo el mundo un peatón y apagó todos los motores.
Mientras tanto, siguen los problemas con nuestro agente de ventas internacional, "Los Debutantes" se prepara para su estreno londinense, yo me preparo a viajar a Iquique y Antofagasta, voy ensayando para mi corto y como si no tuviera nada más que hacer, corre el tic tac que me acerca a un plazo fatal que había olvidado casi por completo: el artículo que me comprometí a escribir a fines de mayo para un libro del consejo nacional de la cultura. Todo partió con un inocente llamado telefónico. Luego una conversa en un carrete. Supongo que una mezcla de vanidad y sentido cívico me hizo pensar que iba a tener algo que aportar al famoso documento con el que el ministro Weinstein quiere cerrar su mandato cultural por la puerta ancha. ¿De qué se trata el famoso mamotreto? Es una colección de artículos que analizan y comentan la encuesta nacional de consumo cultural que se hizo en todo el país hace poco. Los articulistas son en su mayoría sesudos intelectuales o pseudo-intelectuales vinculados al mundo político y a las universidad, más gestores culturales, productores, líderes gremiales, en fin, gente que tiene ideas más o menos maduras acerca de lo que se debe hacer en este país para que la gente consuma cultura (suena feo, pero es cierto, así le dicen). ¿Qué hago yo en ese lote? Muy buena pregunta. Traté de deshacerme del cachito y pasarle la bola a Galaz o a algún otro cineasta vinculado a las peleas gremiales o el tema de la ley del cine, pero Pablo T., coordinador del libro, me dijo que era demasiado tarde para sumar a un nuevo colaborador. Y una vez más, T. tiene toda la razón del mundo. He tenido esos condenados datos en mi oficina hace como un mes y medio, pero recién la semana pasada se me ocurrió echarles una ojeada (tras el tercer recordatorio de T., preguntando amablemente, si he avanzado). Al ver las famosas cifras supe de inmediato que no tenía absolutamente nada que decir sobre ellas, más que opiniones al peo que cualquier lector inteligente puede ver a simple vista. Acuse a T. de embaucarme. Él me había dicho clarito que la idea era hacer una lectura de los datos desde los procesos creativos. Le dije que lo único que podía hacer era una columna en que hablo de películas, de como los cineastas fantasean con la taquilla hasta en sueños y que lo iba a hacer con humor y hablando de mis experiencias personales, en el mismo estilo de mi blog. Pensé que con esto iba a asustarlo, pero el incauto que, o bien tiene una fe ciega en mis cualidades intelectuales o simplemente leyó el mail a la rápida (si acaso lo leyó), me dijo que tengo chipe libre para escribir lo que me de la regalada gana y que será publicado igual. Después de todo, yo, un escritor y una actriz estamos en el libro para eso, para pelar el cable con los datos, sin censura. Algunas de las ideas sin censura que se me han ocurrido para escribir en el fucking artículo:

1. Los datos de esa encuesta (o de cualquier encuesta) sirven para ponerlos en boca de un personaje con trastorno obsesivo-compulsivo. Por ejemplo, en "Sexo, Mentiras y Video" la Andie Mac Dowell le decía a su psiquiatra que estaba con insomnio pensando en la basura. Tanta basura que produce todo el mundo. ¿Dónde se va? Lo mismo se podría hacer aquí. Un tipo en medio del acto sexual pierde el interés. Su pareja se alarma. Le pregunta si está bien. El tipo le explica que estaba pensando que sólo el 12% de las personas de estrato D-E han ido al cine en los últimos 5 años. ¿De qué van a vivir todos esos ingenuos jovencitos estudiantes de cine?

2. Los datos de la encuesta utilizan mucho papel. Cuando se está escribiendo un guión, a menudo hay que imprimir, corregir, volver al computador, volver a imprimir, en fin, se requiere mucho papel y en vista de lo que está ocurriendo con la Celulosa Arauco (a propósito, Tironi escribe otro artículo, creo), más vale ser ahorrativo con el papel. O sea, se puede reciclar los datos de la encuesta para imprimir guiones. En mi caso, suelo hacer un ruma con el guión y cuando leí una página la doy vuelta, poniéndola boca abajo al lado de la ruma. A menudo, eso permite leer un segundo texto reciclado, que la mayoría de las veces, son otros guiones o incluso el mismo guión en una versión más antigua. Aquí la lectura simultánea de encuesta y guión en proceso, podría producir algún tipo de dramaturgia simbiótica que termine por introducir alguna idea o incluso forma (las curvas y los gráficos de barras son de una visualidad a menudo exquisita), que subvierta el guión en forma desconocida incluso para el autor del guión.

3. Siempre he pensado que los encuestadores son excelentes personajes. Una especie de detectives privados del marketing actual. Adimark, DICOM, la CNI, todo es más o menos lo mismo. Tomando los datos, uno puede tomar casos al azar, por ejemplo, pegando cada cuadro en una pared y lanzando un dardo que identifique un valor y así reconstruir a un encuestado que tiene un cierto grupo socioeconómico, una cierta educación, y así ir reconstruyendo al ser humano tras la frialdad de las cifras. Con el perfil listo, recrear la situación, el perro persiguiendo al encuestador, la micro de vuelta. Si mal no recuerdo Andrés Anwandter tiene un poema sobre un encuestador. ¿Qué tal si el tipo falsea los datos? ¿O confunde a los entrevistados con sus preguntas? Un amigo de la universidad una vez terminó carreteando toda la noche con una familia D-E tras la encuesta de rigor y si la memoria no me traiciona, pasó de ahí a la cama con la hermana del dueño de casa. ¿Hubo hay algún tipo de sesgo especial en los datos? ¿Es eso lo que el gobierno entiende por consumo cultural? Yo ya veo el inicio de la película, veo conexiones secretas entre los números y la creación.

4. Y finalmente, frente al deseo de racionalizarlo todo, hasta la cultura, que se desprende de estos intentos de medir, cuantificar, predecir, entubar, en fin, operar racionalmente sobre la realidad, opongo un recuerdo: como estudiante trabajé en un restaurant como ayudante de una cocinera francesa. La tipa era una mujer alcohólica, dormía con su perro (el que retozaba en la cocina mientras cocinábamos) y cocinaba como una diosa. Sin embargo, había caprichosos días en que nadie iba a comer al restorán. Cuando digo nadie, quiero decir exactamente eso: nadie. Lleno total, al día siguiente, nadie. En esos momentos, yo me unía en sus libaciones de vino tinto y juntos reflexionábamos acerca de la existencia humana, de las diferencias culturales y políticas de nuestros respectivos países, buscábamos explicaciones para entender qué en unos países se comiera picante y en otros no, y en la medida que nos íbamos emborrachando, terminábamos siempre tratando de entender por qué algunos días el restorán mataba y otros días la cosa parecía funeral. Yo que recién tenía 20 años era de la idea que faltaba más intervención sobre la realidad: marketing, ofertas, promociones, nunca propuse encuestas, pero poco me faltó. En esas ocasiones, ella daba un sorbo a su copa y me decía muy calmada, algo como esto: hijo mío, el negocio es así.

5 Comentarios:

  • At 3:54 AM, Blogger El señor K. said…

    Sabia la francesa, hijo mío.

     
  • At 3:26 AM, Anonymous Anonymous said…

    cool :)..

     
  • At 11:40 AM, Anonymous Anonymous said…

    José Rivera, guatón profesor de administración, parecido a Danny De Vito, nos advertía: "Tengan cuidado con las estadísticas: Si yo me como un pollo entero y tú no comes nada, en promedio, ambos nos comimos medio pollo".
    Aunque claro, el 93,2% de los bloggers exageran en una mayoría significativa de los casos.

     
  • At 6:41 AM, Anonymous Anonymous said…

    ¡Qué larga esta columna! Me ha costado leerla. Podría haber sido en dos entregas.

     
  • At 1:45 PM, Blogger Unknown said…

    córtenla con acortar los etxtos. están muuuy buenos, brilliant, inclusive.
    trabajo en el gobierno y me tinca que el 90% de los que van a escribir en un libraco como el que refieres, no han creado más que problemas y su vinculación con la cultura es del tipo leer la revista de libros (la portada y con cueva la página del medio)e ira a esos cócteles de mercadotecnia pictórica.
    cualquiera de tus tres ideas ampliada me parece un aporte

     

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