El director Todd Solondz, el mismo de la conocida "Happiness" y las menos conocidas "Welcome to the Dollhouse" y "Storytelling", vuelve a la carga con "Palindromes", una nueva película que desafía los cánones gringos y europeos de corrección política y hace algo parecido a una comedia a partir de una premisa nada de divertida: Aviva es una adolescente que se embaraza y es obligada a abortar por su madre. Manteniendo el tono asquerosillo de las pelis anteriores, aquí me parece que Solondz da un paso más hacia un cine un pelo más frío, más ingenioso. Y eso viene dado por el hecho que la protagonista es encarnada por algo así como siete actrices distintas, de diversos tamaños y razas, incluso edades, creando un clima mental bizarro. No sólo tardé un par de vueltas en captar el truco, sino que además al captarlo, te obliga a pensar en las posibles intenciones de tamaña despersonalización de la heroína. Algo así como un sabotaje a la regla básica del cine comercial que trata de que el espectador se encariñe con el protagonista. Que, de alguna forma, igual ocurre, no sé muy bien por qué ni cómo. Reaparecen algunos arquetipos clásicos de las pelis de Solondz. Mi favorito: el niño mamón y preguntón, pariente del niño sapo de "Storytelling" y del hijo del pedófilo de "Happiness". Nuevamente hay una onda pedófila en toda la película, partiendo por el hecho de que la protagonista tenga su debut sexual a una edad que va por los 12 años (lo chistoso es que ocurre en un asado en que va a la fuerza con sus papás y quien la desvirga es el hijo gordito de los amigos de su papá, mientras los adultos civilizadamente departen frente a la suburbana barbacoa). Cuando la chica aborta (y de paso pierde el útero), se lanza a una odisea tipo Hänsel Y Gretel, aunque en solitario, donde lo más hermosos que llega a ocurrirle es enamorarse del camionero cuarentón que abusa de ella y que no sabe como sacársela de encima. Hay una escena memorable cuando Aviva finalmente regresa con sus padres. Éstos hacen una barbacoa para celebrar el retorno (Palindromes quiere decir capicúa, como A-V-I-V-A o A-N-A o 1-9-9-1) y por insistencia de Aviva invitan al pedófilo de la familia, al cual nadie quiere cerca. El único que pesca al paria es la chica. Y él le dice con una determinación memorable que las personas no cambian, que aunque se corten el pelo, se eduquen y se hagan cirugías plásticas siempre siguen siendo los mismos desde cuando eran niños. En ese momento, un niño se abraza a las piernas del susodicho desatando el terror de la fiesta. Pero lo mejor aún está por venir: el tipo le dice que aunque todos lo creen, no es pedófilo. Y Aviva le dice: te creo, porque los pedófilos aman a los niños. Muy torcido, muy inquietante, muy encantado. En palabras de la publicidad británica: un cuento de hadas del cual los hermanos Grimm habrían estado orgullosos.
Espero no haber arruinado la ida al cine de nadie, pero sospecho que de aquí al estreno en Chile de "Palindromes", todos habrán olvidado este posting desechable. Y los que me leen en Inglaterra, que los hay, lamento no haberles advertido antes.
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