Santiago me recibe con un guiño único: el vecino del piso de arriba elige la mañana del feriado para taladrar muebles o aserrar ventanas. Ahora mientras escribo esto el bricolaje doméstico pasó del silbido electrizante de las máquinas en onda dentista al monótono martilleo. Son los gajes de la vida comunitaria.
Ayer fui al cumpleaños de
los hijos de mi socio, qué niños tan lindos y simpáticos. Llegamos tres horas tarde por culpa del cambio de hora y la desidia, pero agarramos la segunda vuelta del asado con lluvia y nubes negras incluidas, lo que le dio un toque de verano inglés al asunto.
Volvió el taladreo de mi vecino señores, como si el tipo quisiera recordarme que en total fueron más de 2 meses que me quedé en Valdivia, entre el rodaje de mi peli, luego el festival de cine y algunas esperas intermedias. Creo que el festival experimentó una prometedora evolución. Se nota el cambio de mano, pero tiene pinta de que en un par de años recién se va a sentir a cabalidad. Fue una especie de transición, algo necesario en medio de una escena cinematográfica chilena en transición. Me tocó ver un buen número de películas, como jurado por las mañanas y como miembro del público por las tardes.
Creo que de todo lo que vi me gustó especialmente
"Dies d'Agost" de Marc Recha, un cineasta catalán que yo no conocía ni de nombre, pero que al parecer viene destacando en el circuito independiente hace varias películas. Dos hermanos emprenden un viaje, narrado por la hermana, musicalizado por el otro hermano, en que se evoca la figura de un amigo muerto y unas entrevistas que ocurren antes y durante el viaje de cuyo contenido nunca sabemos absolutamente nada. El paisaje seco, el río y un pez con bigotes que no termina de aparecer completan el panorama de un road movie intimista y muy emocionante, vaya uno a saber cómo o por qué. A ratos sobremusicalizado y a ratos la narración pasándose de rosca, para mí, esas asperezas se volvían menos objetables si se las pensaba como los hermanos ausentes metiendo la cuchara desde fuera de cuadro.
Entre las pelis en competencia que vi rescato
"Montag kommen die Fenster" (algo así como "el lunes llegan las ventanas"), una peli alemana dirigida por Ulrich Koehler. La historia de una mujer desorientada emocionalmente que se está cambiando a vivir con su novio da un giro notable durante una secuencia en un hotel en medio del bosque. Un increíble cameo de Illie Nastase y unos cuantos momentos deportivos (si incluimos el piscinazo en smoking en esa categoría) terminaron por arrastrarme hasta una atmósfera de curiosidad y desazón, más allá del carácter un poco esquemático de los personajes.
Y por último
Fred Kelemen. Sólo vi dos de las pelis de su retrospectiva y el fragmento de una. Mi preferida fue "Fallen", filmada en Lituania y estrenada en 2005. A pesar de lo largas que son sus tomas, Kelemen es cualquier cosa menos contemplativo, es duro, intensísimo, oscuro, en fin, un rockero. Al parecer ésta es su peli más convencional en términos de estructura narrativa, definitivamente lo es en relación a la hermética "Kalji". Su puesta en escena es siempre interesante y aguda, con un contrastado blanco y negro en el caso de "Fallen".
De los chilenos, lo que más me interesó fue "La Vida me Mata" de Sebastián Silva, ligera, juguetona y con una cuota de audacia que se agradrece, y el corto "Desde Lejos" de Alejandro Fernández, que moviéndose dentro de un estilo naturalista y sobrio que se ha vuelto casi una moda en el circuito festivalero consigue una ternura y una emoción que por escasa lo hace brillar con especial fuerza. No vi "Mirageman" ni "Lo Bueno de Llorar", a la espera de sus estrenos en sala, pero también recogí positivos comentarios.
Y eso fue Valdivia, un largo paréntesis de cine. Ahora de regreso, espero que este blog agarre un poco de vida. Me recriminaron no haber escrito nada sobre el fin de mi rodaje. La verdad en ese momento me sentí seco, vacío, sin nada que decir, con esa sensación extraña que sólo un fin de rodaje puede producir. Pero a falta de reporte instantáneo buenos son los recuerdos que iremos soltando de tanto en tanto, sobre todo cuando me lleguen las respectivas fotografías.