Tardes de Cine

Ficciones, Mentiras e Ilusiones Ópticas de la Vida Real

29.11.08

Roy dixit


Creo que desde que empecé a trabajar en "Ilusiones Ópticas", cada proceso era una versión semejante de lo que había hecho con los cortos, pero a otra escala. El cambio de escala no sólo tiene que ver con un aumento de las horas de trabajo o con qué a todo nivel hay que hacer más, sino que ya desde el guión, implica que el control sobre la totalidad del material y la búsqueda de un estilo unificado al interior del cual tienen lugar las variaciones que tengan que haber, es un desafío infinitamente mayor que en un corto de 15 minutos. Como mi película tiene tres historias, este asunto de la unidad fue una preocupación permanente y siento que en el rodaje no hubo grandes percances. La foto, los encuadres, el arte, las actuaciones, todo responde a un cierto patrón común. Es un sola película, no son varias películas.
Hasta ahora donde más rudamente había sentido el cambio de escala de corto a largometraje había sido en dos procesos de post-producción: el montaje y la música. Por razones obvias, el montaje de un largometraje es mucho más exigente, sobre todo si uno quiere que haya un cierto tono de montaje, sumado a los dilemas de estructura que una película con varios protagonistas plantea. Hubo algunos extravíos y el trabajo salió más largo de lo previsto, pero estoy totalmente conforme con el resultado. Algo parecido pasó con la música: no fue fácil dar con una unidad sonora, que traspasara la película y a la vez fuera propia de cada historia o cada personaje. Pero también se logró.
ASí llegué a los procesos finals de mezcla, FX y laboratorio. Cerrado el sonido, imaginaba que el color y el laboratorio sería poco menos que un trámite. Craso error. Hubo algo que jamás experimenté antes en mi breve trayectoria como director de cortos: rodar en digital para terminar en 35mm. Cuando hice cosas en digital las terminamos en digital, cuando hice cosas en 35mm las terminamos en 35mm. Pues bien, dada la manía con que armamos cada encuadre, el hecho de que los niveles de contraste y brillo de cada plano, y sobre todo los colores mismos, simplemente estallaran en direcciones impensadas al pasar a 35mm fue algo para lo cual debo confesar que no estaba preparado. Cuando ya parecía que estábamos casi listos, este asunto me ha dado más de un dolor de cabeza y me tiene varado en París, donde voy a quedarme hasta 1 semana antes de la navidad.
Por suerte, ya recuperamos el control de la situación desaturando más de lo previsto y tras varios cabezazos contra la muralla, vamos de nuevo por buen camino. En medio de la incertidumbre fue un día al cine a ver unos cortos de Roy Andersson con Isabela, la montajista brasilera-francesa de "Ilusiones Ópticas" y sorpresa, el mismo director en persona se presentó a una sesión de preguntas y respuestas al final de la función. Contó que una mañana en los 80 se dio cuenta que o cambiaba de estilo o abandonaba el cine y así fue que como comenzó a hacer esas películas abstractas, divertidas, increíbles. Le comenté los rollos que estaba teniendo con el lab y me dijo: sigue adelante con optimismo y estoy seguro que todo saldrá bien. Hasta ese momento siempre me había preguntado si Andersson era un optimista o un pesimista y tuve la respuesta sin tener necesidad de preguntárselo. Creo que Roy estaba en lo cierto.

16.11.08

Muy cerca de Seúl

El viernes fuimos a ver los nuevos test imagen de "Ilusiones Ópticas" y la verdad fue un poco decepcionante lo que vimos. Supuestamente por culpa de una operación que debía mejorar ligeramente la definición en el proceso de tape to film, el contraste se fue al carajo y ni siquiera de manera uniforme. Ya es el segundo testo con problemas y reconozco que me desanimé un poco. Pero como las penas del cine se pasan con cine, al cine fuimos a pasar las penas. Esto fue una verdadera maratón:

"La vida moderna" de Depardon, una especie de Nacho Agüero francés, pero menos puntudo y menos divertido, que se dedica a retratar campesinos franceses contemporáneos con un sentido visual bastante clásico y sofisticado a la vez. Me gustó el momento en que desayuna con una pareja de abuelitos y la señora le ofrece pastelitos al sonidista. Fuera de campo, seguramente el tipo le hace que no la cabeza y ella le insiste varias veces, totalmente desinteresada de las preguntas del director.
"Serbis" de Brillante Mendoza, una peli filipina más o menos ruda, que transcurre alrededor de un cine porno regentado por la madre de una familia medio desintegrándose.
"Experience", una de las primeras de Kiarostami, una especie de "400 Golpes" iraní, con un final bastante menos alentador que el clásico de Truffaut que al menos le permite al niño tomarle el aroma a la brisa marina.
"En la ciudad de Sylvia" de Guerin. Ésta ya la dieron en Chile, pero siempre me la perdí. Prefiero "En Construcción". Tiene momentos y unas chicas derechamente guapas. El protagonista, también guapo, a ratos me pareció que rozaba el cliché.
"La mujer del abogado" y "The president's last bang", ambas del coreano Im Sang-Soo, quien se hizo presente en la Filmoteque du Quartier Latin al final de la función, con un look de star indesmentible (lentes de solo con cristales rosados, abrigo de cuero hasta las rodillas, aritos brillantes, pelo completamente canoso, perfectamente peinado-desordenado). Si no me equivoco, "La mujer del abogado" (en Francia le pusieron "Une femme coreene", pero el título en inglés es "A good lawyer's wife"), tuvo una breve pasada por las salas chilenas (intenté verla, pero duró tan poco, que también me la perdí). Pero la peli que me llamó especialmente la atención fue la otra, sátira política, con momentos de thriller, mucho humor, un guión agudo y que narra el día en que Park, el dictador coreano, fue asesinado en 1979 por el responsable de su propia agencia de inteligencia.
Mientras escuchaba a Im hablar de la película y de Corea en el momento en que ocurrieron las cosas, no pude evitar sentir que podría haber estado hablando de Chile. Un dictador anti-comunista, aliado con los gringos, que echa a andar una violenta reforma económica que arrasa con el modo de vida de un país y que una vez terminada la dictadura no logra sacudirse ni el capitalismo (que se metió en las cabezas de todo el mundo) ni ese crispamiento en los cuerpos que provocan los autoritarismos prolongados. ¿Cuando haremos una peli que muestre a la junta militar en sus momentos íntimos, patéticos, banales y que al mismo tiempo nos permita reír? Una persona en el público le preguntó si "Doctor Strangelove" era una de sus referencias para la película, pero el tipo que ya había mencionado a Scorsese y Coppola aludiendo al hecho de que su peli era casi del género cine de mafia pese a ser una historia política, se puso muy serio y dijo que aunque a nosotros lo que vimos nos podía parecer una parodia, en realidad, él está tratando de ser relativamene fiel a los hechos, queriendo decir a la vez que esos gobernantes fueron una parodia del abuso de poder y que probablemente muchos de los gobernantes democráticos actuales también lo son.

12.11.08

Minas antipersonales


Ayer cuando fuimos a almorzar con el director de foto y la colorista pisé caca de perro. Lo peor es que era segunda vez en dos días que me pasaba lo mismo. La colorista me dijo que acá hay que caminar mirando el suelo. París es un verdadero campo minado.
Por el momento nuestro co-productor francés continúa con los vacunazos, pero al menos nos invitó a cenar a su casa y la comida estaba rica. El tipo es un loquito. Un botón de muestra: estábamos en su oficina haciendo unos planes y saca unos medicamentos. Se los pone en la palma de la mano. Yo lo miro. Seguimos conversando. Pasan unos minutos, de pronto me interrumpe y me dice: ¡espera! Yo doy un salto de la impresión. Entonces me pregunta: ¿cuántas pastillas tenía en la mano al principio? Yo no entiendo la pregunta. Me explica que no se acuerda cuántas se ha tomado. Yo le digo: pero Cyriac, qué crees que soy, ¿tu continuista? Se ríe, buen chiste, me dice en español, se toma todas las pastillas por si las moscas y me empieza a hablar de plata de nuevo (algo que le tenemos prohibido porque yo soy el director y esos temas se hablan con el productor, pero siempre que puede me huevea con temas de plata).
No sé si está relacionado o no con el tema de haber pisado caca de perro dos días seguidos, pero la cosa es que cuando terminamos de corregir el color cerca de las once de la noche, la colorista se mete al computador, Inti y yo nos ponemos a revisar mails y a chatear y de pronto notamos que la colorista está visiblemente nerviosa. Aparece Eric, el encargado del lab, y nos vamos enterando que todas las correcciones de la primera bobina, justamente la que establece el estándar de color de toda la película y la que más tiempo nos ha tomado de corregir, se perdieron. Una de esas cosas que antes de los computadores no ocurrían. Nadie tipeaba una novela en una máquina de escribir y justo al momento de terminar se le borraba la novela. Es como las impresoras cuando uno tiene prisa. Se ponene temperamentales. Se toman su tiempo. Este computador no tiene impresora, pero se puede comportar como una. O quizá fue el temible factor humano. ¿Cómo saberlo? Lo único claro es que esta mañana tuvimos que hacer de nuevo toda la primera bobina. ¿Y saben qué? Nos quedó mucho mejor. O al menos eso dijo la colorista, y eso dije yo e Inti que no quería contradecirnos también lo dijo. Y al final de eso fuimos a almorzar en un restorán italiano y junto con el almuerzo me pedí una cerveza, un lujo raro en esta ciudad, la colorista pidió lo mismo y el DOP una copa de vino blanco. En el camino de vuelta no pisé caca de perro y al llegar al computador los datos tampoco se habían borrado.

8.11.08

Playa


Estoy en Arane, el laboratorio en las afueras de París donde haremos los últimos procesos de imagen de "Ilusiones Ópticas". Hace pocos minutos por primera vez vi imágenes de la película en material positivo. Un test para evaluar como vamos con la corrección de color. La pasada al negativo le restó algo de definición al material y aumentó el contraste. Lo que nos viene bien, ya que una de mis preocupaciones era justamente que la imagen quedara muy dura, lo que combinado con la saturación podía no ser lo más apropiado para nosotros. Esto exigirá que reculemos un poco y le devolvamos saturación al material y descontrastemos un poco. Pero en cualquier caso, fue emocionante ver por primera vez el material corriendo en 35mm.
La próxima semana seguimos con los test y ahora mismo Freund figura aquí delante mío junto a Eric el encargado del lab, revisando algunos últimos efectos que no se han integrado a la secuencia tiff para su corrección de color. Inti habla por skype sentado en un pasillo. Y yo bostezo a cada rato, porque ayer a las 4am terminamos la mezcla de sonido. Yo estaba un poco inquieto por tener que cerrar todas las correcciones de la mezcla en un solo día, pero esa presión nos dio un aire que al final fue bueno y terminamos bien, un poco apurados, pero con buena química en el team de sonido, al cual faltó Elsa sólo por la última jornada ya que debió regresar antes a Portugal. Fuimos a tomarnos unas Guinness al bar de la esquina con Jean-Guy y Freund cerca de las 2am cuando en el estudio quedaron quemándose los discos con el material que irá a Chile a imprimr su print master con licencia Dolby en Chile. Al terminar, tuvimos que caminar por París de noche con los discos en la mano, mientras la gente desbordaba los bares o caminaba en ánimo de carrete, completamente ajenos a nuestra alegría por la misión cumplida. Por supuesto, el productor francés y su inútil asistente no hizo ni siquiera el amague de irnos a recoger o mandarnos un taxi o hacer algo para solucionar nuestra ida a la casa y no tener que andar con el disco con el material por un barrio lleno de bares bullendo a las 4am. Es más, el director de foto, que estaba en corrección de color, debió cambiarse de lugar de alojamiento y como el asistente de producción no solucionó el tema de mover su maleta y luego el color se atrasó, me llamó a mí para preguntarme si podía hacerme cargo del cachito de la maleta. Hablo en serio. Quería que interrumpiera la mezcla de sonido en su último día para ir a solucionar yo un problema de producción. Ésa es la clase de asistente de producción con que nos toca lidiar. Un patán y más encima pesadito.
Pero ya falta muy poco y los permanentes desatinos de nuestro co-productor no nos harán retroceder ahora. Ha sido largo todo esto y a ratos fue turbulento. Pero ya se ve la playa. Allá vamos.

6.11.08

Foucault, la sociología y mi vida en el cine

Una vez me invitaron a escribir un artículo sobre una encuesta de consumo cultural que se hizo en Chile hará unos 3 años. La idea era que yo tomara los datos de la famosa investigación, específicamente su capítulo sobre el público de cine, e iniciara una reflexión que tuviese que ver con la realización de películas, no desde el punto de vista de un productor sino que como director. A mí en un principio la idea me pareció un poco descabellada y les dije que hablaran con la asociación de productores o distribuidores o exhibidores. Siempre he sido un productor a contrapelo y no me daba el cuero para soltar alguna reflexión desde los números que tuviese algo que ofrecerle a alguien en el libro donde otros sesudos especialistas hablarían de libros, teatro, danza, museos, conciertos callejeros, zoológicos, internet, lo que sea que la gente hace para rellenar de la mejor manera su escaso tiempo libre (como si fuesen esclavos cuando están trabajando, pero nada, ésa es otra historia).
Finalmente, me insistieron tanto que lo hice. Como me dijeron que tenía total libertad y se me prometió que mis reflexiones serían publicadas sin censura, describí unas cuantas ideas tontas de guiones posibles que uno podría escribir para tratar de capturar al público descrito en la encuesta con pelos y señales. Eran unas ideas ridiculísimas. También sugerí utilizar los papeles de la encuesta para imprimir guiones sin dañar el medio ambiente. Tonterías. Tantas que el mismo texto llegaba a la conclusión que si uno pretendía arrancar un proceso creativo a partir de unos datos estadísticos, no había por dónde y que la misma pregunta suponía un deseo de controlarlo todo racionalmente que ea cuestionable. Y que si de verdad se quería extraer el material de una encuesta con fines creativos, lo que había que hacer era preguntarse por la aplicación de la encuesta, no por su resultados. Y recordaba un episodio de mi época de estudiante en que un compañero se quedó carreteando en una casa donde encuestó a un tipo. Luego vino un cumpleaños. Se quedó. Se emborrachó. Terminó acostándose con la hermana del encuestado y a la salida, a la mañana siguiente, lo mordió un perro. Eso es material para una película, no el 25% de personas con tal y cual nivel educativo que prefieren las películas de terror.
Como era de esperar, mi artículo fue censurado. Mientras me quedaba dormido el día en que me dieron la noticia pensé: parece que las conexiones entre el cine y la sociología son más abstractas de lo que uno podría pensar a simple vista. O yéndome en la personal: mi vida en el cine no logra enganchar ni por error con mi vida sociológica. Eso pensé y luego me dormí. Soñé alguna bobería. A la mañana siguiente olvidé todo y seguí con las alegrías y penurias de todo director chileno independiente.
Pero la sociología seguía apareciendo aquí y allá. El verano en París mientras remontábamos "Ilusiones Ópticas" hice un dibujo con una especie de mapa de la película en mi búsqueda algo obsesiva de una estructura perfectamente simétrica. Y estaba sentado en una plaza mirando el dibujo cuando vi que a mis espaldas había un busto de Foucault. El deseo de controlarlo todo (al menos en el papel). El busto de Foucault. Los que lo hayan leído saquen sus conclusiones.
Y hoy cuando ya casi estamos terminando la película, con el mix a punto, el etalonaje andando y a horas de ver el primer test en material positivo (eso sí que será un paso importante), la colorista francesa mientras hacemos un pausa me muestra lo que está leyendo en su tiempo libre: "Vigilar y Castigar". No es la lectura más amena de la tierra. Pero toparme con ese texto casi al final del camino es algo que si fuera un Rosacruz me haría pensar en señales cósmicas, guiños del universo. Por suerte sigo igual de ateo que siempre.

5.11.08

¡Estamos vivos!


Quizá una de las principales gracias de estar en París haciendo la post de mi peli es que tengo a veces ratos libres más o menos largos y los puedo aprovechar yendo al cine. Tengo la sensación de que esta ciudad tiene la mejor cartelera que uno podría querer. He visto cosas difíciles de ver como "Millenium Mambo" de Hou-Hsiao Sien o "El efecto de los rayos gamma sobre el comportamiento de las margaritas" dirigida por el mismísimo Paul Newmann o "The Canterbury tales" de Passolini. En el viaje anterior pude ver "La Soledad" de Jaime Rosales o "Vals avec Bashir" de Ari Folman, un documental-animación estupendo y conmovedor.

Pero creo que entre todo lo bueno que me ha tocado disfrutar, lo mejor ha sido Roy Andersson en pantalla grande. En el verano vi "A Swedish love story", su ópera prima, una película con destellos del humor que lo caracteriza, pero formalmente mucho más simple, con un cierto espíritu indie. Pues bueno, ahora me tocó ir a ver "Du Levande" ("Nosotros, los vivos"), su última entrega. No sabría muy bien como describirla: tierna, absurda, estilizadísima, ingeniosa, boba a ratos, radical. El tipo va montando viñetas que por lo general involucran cámara fija, a veces hay un suave movimiento de cámara, pero siempre para volver a un encuadre abierto con una ligera angulación (jamás frontal). Algo que podríamos llamar un ánimo oblicuo. Los maquillajes de los personajes les dejan siempre la cara muy blanca, como si fueran fantasmas o muñecos. Es una onda decididamente artificial. Los sets montados en estudio son muy minuciosos, rayando en algo derechamente falso o teatral, lo que le da un toque de fábula, de fechada, de superficie visible tras la cual palpitan los sentimientos o los motivos que los personajes (y el director) mantienen a raya. De todo mi gusto. Acá dejo el trailer. La escena del tren me encanta.

 
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