Tardes de Cine

Ficciones, Mentiras e Ilusiones Ópticas de la Vida Real

30.10.08

12 años

Estoy en la recepción de Mactari, el estudio de sonido esperando que terminen de setear las máquinas para iniciar la jornada de trabajo. ya estoy bastante ansioso de empezar la mezcla más dura, con ambientes y foleys. Hemos estado enfocados en el director y los diálogos. Ayer estuvimos bastante rato pegados en una escena en que cena toda una familia y el hijo pre-adolescente tiene bastante texto. Por gajes de la edad, las líneas estaban en otra frecuencia al resto con los agudos disparados en forma intermitente. Jean Guy, el mixer, comentó que a su hijo de 12 años le pasa lo mismo y que cada vez que dice cualquier cosa le dan ganas de ecualizarlo.
Ayer mientras hacía hora vi una película protagonizada por un niño de la misma edad, pero sin gallitos. "Chop Shop" es la segunda película de un director norteamericano de origen iraní tras "Man push cart", Ramin Bahrani. No vi la primera, pero está en cartelera acá y voy a intentarlo, porque la segunda está muy buena. Tiene un pulso antropológico súper interesante. Se queda con lo más cotidiano de una vida que transcurre en los márgenes de NY, sin sentimentalismos, más bien lo opuesto, una cierta sequedad en la mirada que no es lo mismo que falta de empatía. Todo el tiempo uno está con el feeling que si el director fuera otro la peli podría pegar un golpe bajo, ya que el material está pintado para eso. Pero no. Se aguanta. Cada vez que uno cree que algo terrible y doloroso va a ocurrir, no ocurre. Es simplemente una rutina al borde la que estamos presenciando. Un borde en el cual se sobrevive y por momentos se vive de frentón, pese a todas las frustraciones y la ausencia del mullido confort que uno asocia al primer mundo. Más que recomendable. Como para seguirle la huella al director.

22.10.08

Doméstica


Mi departamento en París es del tamaño de una habitación pequeña, al ojo, diez metros cuadrados. El baño está en el pasillo, pero tiene ducha y cocina. Yo sé que esto suena increíble, pero es verdad. Con sólo girar el cuello uno puede ir de la cocina al baño, dar un paso y estar en el dormitorio. Ahora, por ejemplo, estoy en el escritorio (una mesita chica en la esquina), pero si bostezo y me estiro mi brazo entra tranquilamente al dormitorio y no necesito más que hacer girar la silla sobre su propio eje para poder meter la mano al refrigerador, que queda en la cocina.
En cualquier caso, no me quejo. El lugar es chico, pero está lindo. Mucho mejor que el que estuve cuando vine en junio a trabajar en el montaje, que además de enano era medio cutre. Con el papel mural a medio caer, colgando de la pared. La alfombra asquerosa. El baño ni hablar. Un día intenté limpiarlo. Hice mi mejor esfuerzo, pero me di cuenta que ya era tarde. Otros antes que yo habían dejado la vara demasiado alta y la única solución posible a esas alturas era un aseo industrial. ¡Y no tenía cocina! Eso sí que no pues. Ahora que tengo cocina, aunque no tengo casi ningún utensilio, al menos puedo vivir la ilusión de una cena pseudocasera. Hoy, por ejemplo, pasé a un super, me compré un pepino, una lechuga, una lollo rosso, una miel y una mostaza. Sumado al aceite de oliva y el balsámico quedó una ensalada exquisita y de postre un creme caramel comprado en el mismo local. Mucho mejor que la baguette de cada día.
Como he estado eligiendo algunas imágenes tiffs de la secuencia que pasaremos por el arrilaser en un par de semanas, aproveché de poner una ilustrando esta crónica tan doméstica.

20.10.08

I love Jeff Koons



Ayer fuimos a ver la exposición de Jeff Koons a Versalles. No conocía demasiado la obra de este artista über-taquillero, pero algunas fotos había visto y una vez leí una entrevista en la que me pareció un soberano pelotudo. Pero me habían dicho que estaba bueno y que había que ir. El asunto consistía en exponer obras de Koons en el Palacio de Versalles mismo. Debo decir que ver la obra de Koons en vivo y dialogando con Versalles de la manera en que el tipo lo hace, me hizo pasar automáticamente al bando de los fans del ex marido de la Cicciolina. Creo que la foto que cargué acá es suficientemente elocuente. Un florero de madera ubicado junto a una cama fue otra de las piezas que más me sedujo. Como si Versalles fuese un palacio de juguete o como si todo ese lujo exagerado fuese algo igual de banal que un tiburón plástico o un perrito de globo.

Hoy en la tarde sigo en la mezcla. Y luego voy a ir a ver la exposición del artista catalán Jordi Colomer, que da la casualidad que está pololeando con una chilena y más encima valdiviana, así que todo indica que voy a llegar de cuerpo presente hasta el vernissage en el Jeu de Paume, gracias a esas conexiones de la infancia que uno a primera vista creería que en París no corren ni por si acaso. Error. También pueden correr.

17.10.08

Porque alguna gente lo pide

Hace algún tiempo que en conversaciones, mails, chats o mensajistos de facebook diferentes personas han alegado que se meten a mi blog y no encuentran nada nuevo. Es cierto. En una época fui un blogger contumaz y poco a poco, en parte porque empecé a tener facebook y flickr, y empecé a hacer clases en dos universidades al mismo tiempo y dejé de leer los blogs de otras personas salvo analízame (porque nadie escribía nada!), pero sobre todo porque mi película es una bestia que no me deja dormir y a veces tampoco me deja respirar, simplemente dejé de escribir acá.
En esta ocasión vuelvo aprovechando que ando de viaje y los viajes siempre han sido buen material de blogueo. Figuro en Francia terminando la post-producción de "Ilusiones Ópticas". Esta primera semana hemos estado en la mezcla de sonido, trabajando primero sobre la pista de diálogos. Puede ser algo bastante abstracto escuchar solos los diálogos de una película. Créanme. Con ayuda de Elsa (nuestra diseñadora de sonido portuguesa) y Jean-Guy (mixer francés) vamos escuchando a los personajes hablar en el vacío provisional. Lo más duro es pulir un doblaje que está solo en medio de una escena donde todos los otros diálogos provienen del sonido directo. Hay que sacar el martillo, la escofina y un trapito, deformarlo un poco, pulirlo, sacarle brillo y dejarlo igual a los demás.
También aprovechamos de ir a reuniones con el laboratorio y el estudio donde haremos unos cuantos FX, facilitados por el hecho de haber rodado en HD, es decir, digital de alta definición. Mac Guff es un lugar bastante alucinante. El bueno de Jean Jacques Benhamou, su gerente, nos recibió a mí, a Cyriac (el productor francés), Cristián Freund (nuestro post-productor), Omar (asistente de post de Cyriac) y Jonathan (asistente de Cyriac), en una oficina donde había unas masas viscosas que según entendí (la reunión fue en inglés y francés al mismo tiempo y mi francés es no tan bueno) luego eran fotografiadas y escaneadas para desde ahí generar animación digital para un largo norteamericano. En dos pisos con varios espacios llenos de mesones blancos con hordas de geeks frente a pantallas modelando toda clase de figuras, Mac Guff hace tele, publicidad y cine. Su proyecto más grande ahora mismo es una peli gringa para Universal. Cuando pasamos frente a una oficina había unas 15 personas apiñadas en medio de una oficina enorme. Jean-Jacques nos explicó que estaban en conference call con L.A. por el proyecto de Universal. No pude evitar asomarme un poco (la oficina tenía paredes de vidrio, no necesité ser demasiado indiscreto) y vi que todos estaban frente a una pantalla plasma de unas 80 pulgadas donde había otro grupo de gente más o menos igual de numeroso apiñado en Estados Unidos. Muy posmo todo. Y muy chistoso la necesidad de apiñarse para salir en el webcam. Una broma nuestros split screens y dos o tres tonterías más al lado de este despliegue.
Salimos de la reunión conformes: harán todos los FX adicionales que pedimos y no cobrarán más (al principio era sólo uno). Cyriac se subió cojeando a su moto, se puso el casco rojo y salió rajado. Freund tuvo que volver a la oficina a hacer unas cosas de imagen y eso generó un lío con la llave del departamento compartido con Elsa. Al percatarse de esta situación, el asistente de producción huyó raudo dejándome a mi con el cacho de atravesar París a entregarle la llave a Elsa. Uno que no pasó por la escuela de Bettati.
 
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