Tardes de Cine

Ficciones, Mentiras e Ilusiones Ópticas de la Vida Real

30.1.06

Lebu

He visto muchos cortos estos días. Varios para olvidar. Uno que otro interesante. Antes de ayer dieron "Mi Mejor Enemigo" en la caverna y justo empezó a correr un viento polar. Yo no había visto la película y decidí quedarme. Varios invitados huyeron a un asadito con el pretexto de ya haber visto la peli. Hacía tanto frío que daba una sensación de estar viendo una peli interactiva. Justo en las escenas en que soplaba el viento en la Patagonia a uno se le helaban las orejas en la caverna. Creo que está bastante bien "Mi Mejor Enemigo". Es tierna, tiene un guión bastante matemático y la imagen a ratos es surrealista, como si la Patagonia fuera un desierto. Uno entra con los personajes y se va emocionando. Me sacaron de onda tres cosas: la voz en off que era aburrida y redundante, la música que era ñoña y que debió ser puro rock ochentero y finalmente, la subtrama de Felipe Braun, que además de que él no lo hacía bien, ensuciaba y aportaba poco. Creo que habría sido más potente estar uno como espectador en el punto de vista de los soldados perdidos. De verdad, no tener idea lo que estaba pasando y sentir más violentamente el regreso al mundo cuando aparecen en su base en el camión.
También vi "Monógamos Sucesivos" de Pablo Basulto, una especie de documental sobre Gonzalo Rojas bien barroco y con buenos valores de producción. Tiene cosas interesantes, a pesar de ser para mi gusto excesivamente recargado. Tiene actrices famosas leyendo a Rojas como María Medeiros, Antonia San Juan y nuestra propia Manuela Martelli. La dirección de actores no brillaba, pero una escena en que Tamara Acosta está en la cama con un tipo que se le pierde entremedio de las sábanas era francamente notable. Si Rojas muere o se gana el Nobel será un hit. Vale la pena por sus riesgos, aunque agota un poquito.
El otro agotado soy yo que me acosté ayer a las 4 de la mañana. Ayer dieron mi corto ante un escuálido público de 15 espectadores. Mucha fiesta la noche anterior y un paseo en lancha a la misma hora desincentivó al respetable. Esta noche es la premiación y mañana tempranito retorno a Sandiablo.

Tardes de Cine

27.1.06

Identidad

Increíble lo posmodrna que puede ser la vida de uno. Hace un par de días diguraba a guata pelada en mi living viendo "Me and you and everyone we know" en DVD, ayer dormí en una pensión de mala muerte en Purén donde voy a dirigir un documental sobre unos montículos artificiales y hoy escribo esto desde un cibercafé en Lebu, mientras hago hora para la ceremonia inaugural del festival de cine de este pueblo.
"Me and you and everyone we know" es una gran gran película. Fina, melancólica e ingeniosa (tal vez demasiado). Exuda una ternura infinita en cada escena, que a ratos es absurda, pero que la mayoría de las veces emociona de verdad. Miranda July, la directora, es además guionista y protagonista de esta peli ganadora de la cámara de oro en Cannes. Su trama es sencilla: Christine es una videoartista que además trabaja como chofer de ancianos y Richard es un vendedor de zapatos recién separado que queda a cargo de sus dos bellos hijos mulatos (él es blanco, su ex es una chica de color guapísima). Pues bien, Christine conoce a Richard, se gustan, pero ha de pasar un tiempo para que él sane de su separación. Cada escena es especial. Cada chiste o cada diálogo tiene una frescura notable. Pongo mis fichas en las futuras pelis de Miranda July.
Purén estuvo interesante. Me reuní con un arqueólogo gringo que investiga los kuel, unos montículos artificiales de los mapuche. las excavaciones que visité esta mañana eran notables, porque los arqueólogos que dirigían las faenas eran brasileron, los ayudantes eran antropólogos o arqueólogos chilenos jóvenes y los obreros eran mapuche, algunos de ellos trabajando en los terrenos de su propia casa. Linda escena.
Lo especial es que estas excavaciones al mismo tiempo refutan ciertas tesis históricas y muestran un grado de desarrollo pre-hispánico superior al que habitualmente se atribuye, y por otra parte, comentan una realidad actual, en que estos montículos son derribados por bulldozer para plantar eucaliptus o construir caminos, lo que plantea la pregunta de su conservación y las amenazas que dicha conservación debe enfrentar. O sea, contraponen, fortaleza pasada y precariedad presente.
Tom, el arqueólogo, ha excavado montículos de este tipo en varios países de Europa, en África y en Norteamérica, pero Chile es el único lugar donde existe algún tipo de memoria histórica respecto del uso ceremonial o las actividades asociadas a los montículos. Una pena que eso vaya camino a extinguirse.
Pensado en eso, parto a la caverna de Lebu a la noche inaugural del frestival.

25.1.06

Resfriado

Debe haber pocas cosas más desagradables que estar resfriado en pleno verano. Me duele la cabeza y no sé si es por el calor o el resfrío o la alergia o qué carajo. Me lagrimean los ojos y maldigo. También veo películas, sigo escribiendo y tomo cervezas micheladas. Mañana parto a Purén a una reunión con un arqueólogo gringo. El tipo está investigando unos montículos que echan por tierra algunos supuestos respecto de la precariedad cultural mapuche. Yo voy a dirigir un documental sobre el tema. Tengo la sensación que el propósito del documental es levantar más plata en Estados Unidos para seguir con la investigación.
De Purén sigo a Lebu, al Festival de Cine Caverna Benavides. Me encanta este festival, porque las películas se exhiben en una caverna junto al mar. Como no hay cine en Lebu, algo así como 3 mil personas asisten cada noche a las proyecciones. Y son un público muy receptivo. Se alegran y emocionan mucho con las pelis.
De regreso a Santiago el día 31, voy a participar en la ceremonia de premiación del Premio Pedro Sienna, el llamado Oscar shileno. A pesar de que apenas estoy empezando a mostrarlo, quedé nominado con mi corto "XX". Ha habido harta polémica con este asunto, porque algunos realizadores o productores consideraron que fueron injustamente excluidos, como por ejemplo Fuguet, que se había llevado todos los premios que entrega Wikén a lo mejor del año. El punto es que los Premios Pedro Sienna los nominan las universidades, las fundaciones y las asociaciones gremiales (he escuchado que incluso las empresas pueden inscribirse como nominadores, pero también he escuchado que no) y los premios del Wikén los entregan los periodistas de El Mercurio, donde Fuguet tiene cierta legítima ascendencia.
Para mi gusto, en los cortos falta el mejor corto chileno del año 2005: "Obreras Saliendo de la Fábrica" de José Luis Torres Leiva. Creo que si hubiese habido más conciencia de como funcionaba el sistema, este corto habría sido nominado de todas maneras por muchos despistados que no participaron. Igual no queda claro si siendo nominado por una sola organización basta para estar en la lista final o si están los que tienen más votos. Es raro que en algunas categorías hay 7 nominados y en otras 3. Según supe, fui nominado por ACORCH y ADOC, las asociaciones de cortometrajistas y documentalistas. Como sea, ya veo venir el pesado lobby que todo esto generará en futuras ediciones. Por de pronto me alegra que estén nominados algunos amigos como Alicia Scherson, Sebastián Muñoz, Carola Espina, Inti Briones y Nicolás Saavedra. Todo queda en familia.

23.1.06

Expectativas

Es curioso como las expectativas que uno tiene respecto de una peli moldean la sensación con que uno se queda cuando termina de verla. Me pasó con dos pelis que vi hace poco: "7:35 de la mañana", un corto español de un tipo llamado Nacho Vigalondo, nominado al Oscar el año que pasó; y "Suite Habana" de Fernando Pérez. Ambas tenían lo suyo y sumando y restando, sin duda, eran buenas películas. Pero algo me hizo sentir un pequeño dejo de decepción cuando corrían los créditos finales. Vamos por partes.
De Vigalondo había escuchado mucho. Se habla de él como el nuevo niño maravilla del cine español. Sabía que lo suyo era comedia, que este corto era una parodia de un musical, que mató en los festivales, que fue finalista del Oscar, que tiene un guión llamado "Cronocrímenes" y que Ridley Scott va a financiar ese guión. Es un prontuario como para asustar a cualquiera. Pues bien, llegado el momento de ver "7:35...", con todas sus virtudes (bien filmada, divertídisima, bien actuada, ligera y singular a mango), una sola idea se me vino a la mente: no es para tanto. Lo siento, pero no pude sacarme esa idea de la cabeza. Hasta políticamente me gusta, porque la mayoría de los cortos que triunfan en festivales carecen de humor o ligereza o absurdo, y en su mayoría, son cortos apenas correctos que tratan temas políticamente sensibles (minorías, derechos humanos, crímenes de guerra, puaj). Me da gusto que Vigalondo le gane a Little Terrorist, o a Silencio Profundo, dos cortos hechos para complacer jurados. Pero: no es para tanto.
La otra peli con que me pasó algo semejante fue "Suite Habana". Una peli que sigue y observa a una serie de personajes en La Habana. Un trabajo silencioso y humilde, pero en momentos mamón y anticuado, con una música relamida cada vez que aparecía un chico con algún tipo de discapacidad mental, gráfica pre-histórica y una imagen de video pasada de dura para mi gusto. Ojo: la peli emociona y tiene unos encuadres perfectos y gran ritmo. Sin una sola línea de diálogo jamás se hace pesada. Pero en los créditos finales: no es para tanto.
A ver si mañana cuando llame al gerente de post-producción de Chilefilms y le diga que me estoy mortificando con mi último corto, el cual tuve que mandar a imprimir antes de sentirlo completamente listo, y ahora deseo imperiosamente hacerle un par de correcciones, me diga esa misma frase: no es para tanto, hagámoslo no más. Total, un transfer e imprimir un MO, apenas un par de horitas de máquinas y personas. Sé que es una locura y, bueno, si me dicen que no o, lo que es lo mismo, que haga lo que quiera, pero que pague, supongo que deberé volver con la cola entre las piernas y dejar las correcciones para el DVD. Un corto que tiene una versión en 35mm y otra en DVD es un corto sospechoso. Siempre es mejor ser sospechoso que no serlo. Y por último, no es para tanto.

18.1.06

Samurai

Ayer empezó el Festival de Cine UC. Está buena la programación de este clásico del verano. La peli con que dieron el puntapié inicial fue "Samurai al Atardecer" de Japón. Bonita, bien anticuada, pero bonita. Contada desde el punto de vista de su hija, narra la vida del señor Crepúsculo, un samurai empobrecido que tras la muerte de su esposa debe hacerse cargo de sus tres hijas. Su amiga de la infancia, Tomoe, acaba de separarse de un tipo alcohólico que la maltrataba y renace la amistad con Crepúsculo. En lo único que topan para casarse es que el samurai no tiene nada de dinero. Por eso cuando el clan le encarga matar a otro samurai rebelde, acepta pensando que si no muere, podrá subir de rango y casarse con su amada. Lo mejor eran las peleas, sobre todo una junto a un río. Lo demás era lindo, pero anticuado. Tomoe era bellísima.
A los que habría que mandarle un samurai para que entren en razón es a los organizadores del concierto de U2. No me interesan los vejetes irlandeses, pero muero por ver en vivo a Franz Ferdinand. Si padeces este mismo drama, puedes expresarte en el blog de Super 45. No sé si servirá de algo, pero al menos liberas la rabia.

17.1.06

Ojo

El guión que estoy escribiendo ahora tiene un personaje que recupera la vista después de haber sido ciego durante treinta años. Ese procedimiento hoy en día es posible de realizar por medio de una operación de córneas. La cosa es que ayer en el Normandie dieron "El Ojo", una peli de Hong Kong que justamente cuenta la historia de una chica que vive esta experiencia. El detalle interesante es que al recuperar la vista, de paso empieza a ver personas muertas. La peli no era gran cosa, pero daba un susto. El truco era simple: bajarle la guardia al espectador, de súbito meter a cuadro a un personaje que no estaba, música y terror. Se me paraban todos los pelos del cuerpo. Daba mucho fucking susto.
Era divertido que la peli tenía momentos semi románticos y ahí se notaba como el director no dominaba más que su género: la peli devenía en teleserie. Finalmente la razón de ver la peli era observar el tratamiento cinematográfico del punto de vista de la chica. La verdad es que eso era lo más latero de todo: unos simples fueras de foco y harto quemado.
También terminé de leer mi segundo libro del 2006: "Trenes Rigurosamente Vigilados" de Bohumil Rabal. Ambientado en Checoslovaquia durante la segunda guerra, cuenta la historia de un chico que trabaja en una estación de trenes y regresa al trabajo tras intentar suicidarse. Es bonito el libro. Uno de los colegas de Milos, el protagonista, es sumariado por timbrarle el poto a una de las chicas que trabaja ahí. Todos lo envidian. Es casi un héroe por su audacia y su libertad. En la tapa del libro había una foto de la peli basada en la novela. Dirigida por Jim menzel en 1968, tuvo el Oscar a la mejor peli de habla no inglesa.

15.1.06

El Voto es Político

Nunca en mi vida he votado por la DC. Una vez voté por los radicales y una vez por el PPD. El resto de mis votos, útiles e inútiles, se reparten entre el PS y el PC. La excepción a todo esto fue Max Neef, por quién voté el 93. Esa fue la única vez que voté por un independiente. Hoy voté Bachelet al igual que en primera vuelta. Fue la primera vez que voté Concertación para presidente. El 89 no voté por edad, pero si hubiese tenido derecho a voto, votaba Aylwin de seguro. El 93 ni siquiera consideré la opción de Frei. El 99 estaba en Inglaterra.
Hoy mientras caminaba rumbo a la urna bajo un sol opresivo, iba pensando en toda esa gente de mi edad hacia abajo que no quiere votar. Me iba preguntando por qué razón voto. Es una responsabilidad muy fácil de eludir. Sin ir más lejos, recién a las 3 de la tarde de hoy encontré mi carnet de identidad perdido y por poco me salto el deber cívico a la fuerza. Habría bastado con ir a los pacos, dar aviso y eximido.
Mientras estudiaba sociología un compañero mío escribió un paper que se llamaba democracia como ideología. Allí decía que la deserción política de la juventud que había por esos años (alrededor del 95) no se debía a la dictadura, como algunos elucubraban en la prensa. Por el contrario, decía este sujeto, que la dictadura estuviese temporalmente cerca explicaba que la deserción fuese aún pequeña. Luego analizaba el sentido de votar y concluía que había un acto simbólico de legitimar el sistema más que una verdadera lucha por llevar el sistema en determinados rumbos. Para eso, había poderes extrapolíticos haciendo lo suyo con eficiencia. Como sea, y aunque creo que mi amigo tenía razón, me gusta votar. Porque los símbolos después de todos son importantes. Y aunque esta democracia sea una porquería, hubo gente que literalmente sacrificó su vida para que yo en el día de hoy, una vez aparecido mi carnet, haya podido ir a votar. Es obvio decirlo, pero es cierto: los días en que no teníamos siquiera derecho a votar no son demasiado lejanos.
Por toda esa gente, por todo ese proceso de los 80, por decepcionantes que sean de muchas maneras los resultados que hoy vemos, me siento con la obligación de votar. Y me siento bien cuando salgo de la cámara secreta y meto el voto en la urna. Hoy la mesa estaba despejada y los vocales hasta echaron la talla con que la cámara era la cámara de Harry Potter. Campus Oriente está cambiado desde mis años de estudiante. Quizá atontados por el calor, los votantes masculinos de Providencia caminábamos a paso lento sobre la gravilla. Casi todos en silencio. Nuestro voto estaba dentro de nuestras cabezas. Imaginé unos anteojos que permitiesen distinguir una luz azul resplandeciendo en las cabecitas de los piñeristas y una luz roja alrededor de los cráneos bacheletistas.
El mismo amigo del paper sobre la democracia me contó que una vez cuando tenía como 6 años, cuando en Chile no se votaba y una generación completa de chilenos vio sus vidas pasar por delante de sus narices sin poder realmente vivirlas, su papá lo llamó. Le dijo que quería decirle algo muy importante. Ese niño de 6 años nunca había escuchado a su padre hablarle así. El voto es político, le dijo su papá. Por esos días, en plena dictadura de las armas, la dictactura de la intimidad que hoy vivimos no era un tema todavía y nadie había dicho que al votar las personas importan más que los partidos (lo que es lo mismo que decir que las personalidades importan más que las ideas o los proyectos políticos). Quizá por eso o porque derechamente no se votaba y mi amigo no conocía el significado de la palabra votar, ese niño no entendió de qué carajo estaba hablando su papá. Lo que importa es que en el 78 o el 2006, su padre tenía toda la razón.

13.1.06

Veraniego

Anoche llegué a mi casa a las 4 de la mañana después de ver tocar a Casanova, la banda de Julián Peña, ex Santos Dumont y quien además solía cantar con Ángel Parra Trío. Peña es un rockstar de a de veras. Yo no: pasé la noche entera, fiesta posterior rockera incluida, sin beber una gota de alcohol. Luego caminé por las calles de Santiago en mangas de polera disfrutando la temperatura perfecta que ofrecía la noche.
Al regresar a mi casa estaba prendido, así que me puse a leer. Ocurrió así que cerca de las 5 terminé mi primer libro del 2006: "Lo Bello y Lo Triste" de Kawabata. La trama: un novelista de 50 retoma contacto con una mujer 15 años menor que él, con la cual tuvo un romance cuando ella era una quinceañera. Es suave la prosa de Kawabata, como peli coreana.
Curioso que al final el libro acaba en un lago y con un paseo en bote en el cual se esconden oscuras intenciones, una violencia profunda y sórdida. Por otras razones y con otra estética, es el mismo destino al que conduce la historia de "Un Lugar Bajo el Sol", una peli que vi hace poco y que no penetra en los sentimientos y la nostalgia del amor perdido, sino que en el deseo de ascender socialmente. El lago en la peli representa una brecha entre ricos y pobres: mientras los primeros lo usan como espacio de ocio, para los segundos es amenazante ya que no saben nadar.
Para más remate, los ricos son los dueños de una fábrica de trajes de baño y los pobres se ganan el pan a duras penas empaquetándolos. Así de contradictorios pueden ser los veranos.

12.1.06

Respeto

Ayer vi "Crash". La clásica película de ensamble (alguna gente les dice coral, sólo por el hecho de que hay varias historias, pero claramente lo coral no tiene que ver con eso). Historias cruzadas en LA, al más puro estilo PT Anderson (Magnolia) o Robert Altman (Short Cuts, Nashville). Enfocada fuertemente en los vericuetos del racismo y la (falta de) tolerancia, esta peli es un drama neto, lo que lo distancia de Anderson, y aspira a anudar sus historias con precisión, lo que lo distancia de Altman.
Hay momentos logradísimos, como cuando la chica emplea el truco que le enseñó su padre para protegerlo de quien desea atacarlo. Es un momento realmente mágico. Los golpes de efecto al principio de la peli se compran, pero en la medida que la historia avanza se vuelven menos impactantes (contrariamente al propósito evidente por el cual están ahí). El volcamiento de la mujer del director de TV, por ejemplo, pierde peso cuando el mal policía actúa como bueno: se adivina el cliché y lo que es peor se adivina que el buen policía terminará cayendo en el racismo que aborrece.
Como sea, "Crash" es una peli interesante. Que juega en el filo de explotar los temas que desea iluminar, pero que respeta a los personajes. Y justamente el respeto a sí mismo, que sin excepción cada uno de ellos va perdiendo en el camino, está en el corazón de la historia.
Paul Haggis, el director canadiense de la peli, tiene una trayectoria interesante. Aunque uno puede sospechar que es negro, es un WASP de manual. Antes de dirigir esta peli fue guionista y productor de "Million Dollar Baby" y con anterioridad mientras se desempeñaba en la TV escribió "LA Law", conocida aquí como "Se Hará Justicia" y fue guionista-director de la nunca bien ponderada "Treintaitantos". Eso en plenos 80.
Después del cine fui a reunirme con Alicia, mi partner de escritura para mi nuevo proyecto. Nos vimos en el bar Normandie. Mientras la esperaba di una vuelta por los libreros viejos de Manuel Montt y me encontré con dos libros de Guillermo Trejo: "La Casa del Descalzado" y "Boda Continua". El primero es ficción y el segundo es poesía. Trejo es un poeta de la vieja guardia. Cuando estudiaba sociología, participé en un grupo de lectura de Catulo que dirigía Trejo. A ese taller asistían David Preiss, Javier Bello, Andrés Haye, entre otros. Nunca olvidará el verso que dice: "Catulo, resiste, tente firme". Tomé los dos ejemplares y me acerqué al librero. Le dije que los llevaba los dos. Mil pesos, me dijo, quinientos cada uno. Todos sabemos que el valor de la poesía no lo asigna el mercado. Pero creo que hubiese preferido gastar un poco más en ese par de libros. Estaba dispuesto a hacerlo. Fue una sorpresa que no valieran nada. Quizá debí pagar más. Por un asunto de respeto.

10.1.06

Idiota

Alguien protestó porque dejé a medio contar la historia de Russell o Rosa, el canadiense que conocí en Ecuador hace dos veranos. Pues bien, a pesar de que prometió llegar el día 1 en la mañana, sorpresivamente en todo el día no tuve noticias de él. Al día siguiente fui a mi casa a almorzar y para mi sorpresa me encontré con una nota del sujeto en cuestión bajo la puerta. Decía más o menos esto: "Querido Cristián: espero que no hayas ido a buscarme al aeropuerto, porque perdí mi avión y recién llegué hoy. Me estoy quedando en el no tan lindo hotel San Martín. Llámame (aquí venía el número). Ojalá hayas recibido mi mail. Tu amigo, Rosa."
Llamé al susodicho de inmediato. No estaba. Le dejé recado en el hotel. Un par de horas después me llamó a mi celu. Justo ese día tenía invitados a mi casa a dos cineastas, un norteamericano que vive en Canadá y un chileno que vive en Francia. Iban a traer un corto cada uno para mostrar y yo les iba a mostrar lo mío. Invité a Rosa. Llamó más tarde que estaba cansado que habláramos al otro día.
Día siguiente: figuraba yo caminando hacia mi casa para almorzar, cuando me llama Russell a mi celu. Me cuenta que justo anda en el sector de Pedro de Valdivia con Providencia. Sorprendido, le digo que almorcemos juntos. Antes de verlo, pasé por mi casa a dejar unas cosas y sorpresa: el conserje me explica que pasó por allí un chico y dejó su mochila y un saco de dormir. Clarísimo.
Estuvimos charlando. Le di algunas indicaciones y quedamos de vernos en la noche. Para no seguir con la juguarreta le dije que no había problema de quedarse en mi casa. Me dijo que era sólo una noche.
Cuando nos juntamos en la tarde, fuimos por un helado al emporio La Rosa. Ahí empezaron los problemas: Rosa empezó a decir que Santiago le encantaba porque no había negros. Me preguntó si había mucha criminalidad y le dije que no. Viste, espetó, no hay negros. Esa conversación terminó mal. Lo peor es que el tipo se autodefinía como liberal, poco menos que de izquierda. Dimos unas vueltas. Fuimos a Plaza de Armas. Le encantó esa escultura horrible de un mapuche desfigurado. Me dijo que posara, le dije que me daba lata. Me preguntó si pensaba que la gente iba a creer que éramos gay. Me dio risa. En fin. Lo llevé al bar Unión. Le inventé un montón de historias con cada edificios. Historias estúpidas, inverosímiles, pero por su cara, se las creyó todas. En la noche un intento fallido de teatro a mil y luego sushi.
En la noche Rosa me dice que le gustó Santiago y se quiere quedar un día más. Cuando le dije que al otro día iría a ver a Nutria en el Living, quiso sumarse. >Llegado el momento sacó sus mejores pilchas. Esto quería decir: una jardinera de bluyín y una polera naranja, además de una afeitada al ras. Me acordé del Tío Jessee de los Dukes de Hazard, pero en joven. Me preguntó si esa ropa se usaba en Chile. Le dije que no. Me ofreció mandarme una jardinera de Canadá. El tipo ya me estaba cayendo bien otra vez. Esto sin contar que andaba con un saco de guantes de bésibol para regarlarle a los niños chilenos sin recursos. Le expliqué que en Chile los niños no juegan béisbol. ¿Por qué no juegan?, dijo en voz alta, la pregunta era retórica: porque no tienen guantes de béisbol. No hubo como discutir.
En el recital de Nutria mi hesped alucinó. Agradecido, no paró de comprarme chelas. Me dijo que Chile era un país increíble, porque tenía una clase media enorme, no como Canadá. Abrí las pepas sin saber qué decir, pero le ofrecí llevarlo a una población por si necesitaba esa experiencia. ¿Shanty Town?, preguntó. Asentí. Se río, creyendo que ironizaba.
Estos tipos primermundistas son increíbles. Y eso que este buey ha viajado por todo el mundo. Una vez al año se manda un viaje de 6 semanas. Creo que nada lo describe mejor que la forma en que pateó a su última polola.
La señorita en cuestión era una chica polaca, con estudios universitarios, degradada en Canadá a chica de la limpieza. Según Rosa, muy trabajadora, linda, honesta, nunca le dio problemas. A menudo, incluso, tenía gestos notables con él. Si vitrineando él le decía, qué linda camisa, tres días después la camisa aparecía sobre su cama con una nota simpática. El rollo de todo esto es que Rosa empezó muy pronto a aburrirse de la chica, pero nunca encontraba ninguna excusa para patearla. Una vez incluso soñó que la pateaba. Ella le decía que desde un principio siempre pensó que él era un idiota y él en el sueño la pateaba. Pues bien, llegó el verano, partió Rosa, su novia y unos amigos a acampar junto a un lago. La novia de Rosa estaba de malas, porque Rosa iría a uno de sus viajes y una vez más rehusaba llevarla con la chiva de que viajar solo es su estilo de viajar. La cosa es que la chica de Polonia perdió la paciencia y reaccionó en forma bizarra: le dio por empelotarse. Se levantaba y salía a caminar por el camping en cueros. Parece que era tetona y los niños la miraban lascivos. Los amigos de Rosa estaban incómodos. Esta chica consiguió, como se dice, sacarle los choros del canasto a Rosa, quién seguramente de mala manera, le pidió que se vista y deje de huevear. En ese momento, ella pronunció las palabras fatales: "qué idiota eres". Rosa la mira. Le brillan los ojos. Recuerda el sueño y siente que de pronto, toda su vida cobra sentido y es algo trascendente de verdad lo que está ocurriendo. El destino habla por él y le dice a la chica polaca: "nadie me dice idiota". Hasta ahí llegó todo para Miss Polonia.
Qué idiotez.

9.1.06

Vecinos

Evo Morales es un tipo con un nombre inusual. No quiero provocar a nuestros vecinos, pero cada vez que escucho su nombre en la tele o la radio, no puedo dejar de pensar en Condorito. Como si al anunciar el gabinete de Evo, fueran a aparecer Pepe Cortisona o Huevoduro o Tomate o Garganta de Lata. ¿Soy el único al que Evo y más aún, Evo Morales, le suena a personaje de historieta? El único político en Chile que me parece que compite con Evo es Gutenberg Martínez.
El vecino que sí ha salido irritable es el tipo que vive justo un piso más arriba que yo. No tengo idea como se llama, lo vamos a nombrar así: el vecino del 85. Todo empezó hace unos 6 meses. Una noche leía en mi cama. No recuerdo el libro. Debe haber sido Perec. Mi ex novia, que por aquel entonces era mi chica, me dijo: escucha como tiran. Yo soy un despistado que nunca ve nada, mucho menos iba a escuchar. Afiné el oído y efectivamente se escuchaba a una mujer muy buena para los alaridos en pleno acto sexual. A partir de ese momento durante unas dos o tres semanas casi todas las noches lo mismo. Una vez el asunto me pilló con la ventana abierta y fue casi como si los gemidos viniesen de mi propia pieza. Todo bien hasta ahí.
Un día los gemidos cesaron bruscamente. Coincidió más o menos con eso que una noche me puse a escuchar música en mi casa. Puse un disco como con 10 horas de mp3s, casi puro rock. Al irme a acostar, le subí el volumen a la música, que estaba en el living, para que llegara hasta mi pieza. Luego me quedé dormido con la música sonando. Como a las 3 de la mañana alguien golpeó mi puerta. No eran golpecitos, sino que le estaba dando duro, con ánimo de tirarla abajo. Al abrir me encontré con un tipo más bien chico y mal agestado. 50 años, canoso, mal afeitado. Lo que se llama un chico parado. Me dijo que bajara la música. No fue grosero, pero creo que cerró su frase con la expresión "por la chucha". Le expliqué que me había dormido. El tipo dio media vuelta y en pijama, partió escaleras arriba. Lo supe de inmediato: era el vecino del 85. Apagué la música. Regresé a mi cama.
Un par de semanas después, al tomar el ascensor (mi sobrina de 5 años le dice el censor), me encontré al vecino del 85 con una señora tetona de unos 50 años. Primero pensé: ella es la de los gemidos. Luego pensé: si toman el ascensor en el séptimo, entonces me equivoqué y tal vez no viven en el 85. Al llegar abajo, vi que el ascensor de los pisos pares estaba malo. Pero mientras iba rumbo a la oficina saqué la cuenta: si en varias semanas no había vuelto a escuchar alaridos, seguramente la persona que los emitía no era esa señora. Para entonces, seguíamos sin problemas.
Llega el año nuevo y con él, mi fiesta de año nuevo. Tipo 4 de la mañana, aparece en la casa la señora tetona, la que seguramente no coge muy seguido con el chico parado. Pidió con mala cara, pero buenos modales que bajáramos la música. Le hicimos caso. Dos horas después, bailábamos felices y alguien golpea la puerta con ánimo de echarla abajo. Lo supe de inmediato: el vecino del 85. Abrieron y el chico éste empieza a repartir chuchadas a mansalva. Yo que estaba más lejos, llegué al lugar cuando ya varios habían visto su honor mancillado. Le expliqué al tipo que era sábado en la noche y año nuevo. El tipo siguió puteando y dijo que no podía dormir. Le dije que era una vez al año con mi mejor tono. Todos quedamos un poco para adentro. El tipo fue violento. Algunos creyeron que me iba a pegar. Al día siguiente pensé en ir a verlo y decirle que no se puede putear a la gente por ahí. Lo cortés no quita lo valiente. Pero no hice nada. Y ya casi lo estaba empezando a olvidar.
Hasta anteayer: regresaba a mi casa y me encuentro con la administradora del edificio. Me dice que no me sorprenda si escucho ruidos provenientes del 85. ¿Qué clase de ruidos?, le pregunté. Me dijo que el tipo había tapado a chuchadas a varios vecinos y a ella misma. Se estaban organizando para pedirle que deje el edificio y el tipo había empezado a ponerse violento. La señora me pidió mi apoyo y al escucharla, propuso incluir mi historia del año nuevo en la carta exigiendo que el tal por cual se vaya. Le dije a la administradora que el tipo me daba susto, porque tenía pinta de CNI. No, me dijo, es profesor de castellano. En fin.
Me estoy alargando mucho. La cosa es que cada vez que hago algún ruido en mi casa, me imagino que el profesor chifladova a golpear mi puerta y que ahora, acorralado como lo tienen los vecinos más viejos, va a querer balearme o acuchillarme. Tiene pinta de ser uno de esos freaks que disparan a la masa para desquitarse de sus frustraciones. ¿Tendrán sus penas que ver con un amor que tuvo en el invierno y que lo abandonó? Ni idea. Sólo sé que no quiero terminar mis días en la portada de LUN por culpa de un lío entre vecinos.

8.1.06

Películas

Este año 2006 he visto las siguientes películas, además de "Happiness":
"Cría Cuervos" de Carlos Saura (aquella en que la canción "Por qué te vas?"de Janette, publicada diez años antes de la peli sin ningún éxito, se convirtió en un hitazo mundial: una niña de nueve años la baila y la canta en su pieza mientras desea la muerte de su tía besada torpemente por un militar durante la hora de once o sea, la merienda);
"Un Lugar en el Sol" de Georges Stevens (un peliculón del año 51 con una Elizabeth Taylor bellísima y un Montgomery Clift rotundo interpretando a un tipo arribista que ve tejiendo su propio desastre personal mientras da la pelea por ascender: la peli es tan bueno que ganó seis premios Oscar en su año y consagró a los dos protagónicos, que dicho sea de paso, hubiesen podido convertirse en pareja si Taylor le daba la pasada a Clift quien la amó por años sin ser correspondido);
"Cómo Perder un Millón" de Bill Wyler (una comedia romántica ambientada en París, con Peter O'Toole y Audrey Hepburn como estrellas: ambos roban una escultura falsa de un museo con un ingenio digno de Mac Giver);
"Infidelidad" de Adrian Lyne (mala con ganas, increíble que después de hacer "Bajos Instintos" se pueda caer tan bajo, pero igual la Diane Lane está para servírsela: la vi en el cable);
"Cuento de Verano" de Rohmer (la estrenaron hace 10 años mientras yo estudiaba en Alemania y desde entonces que cada vez que la quería ver estaba a punto y me la perdía: es una historia de pasiones playeras y el protagonista me provocó una peligrosa empatía);
"Smoking Room" de dos directores españoles cuyo nombre ya olvidé (drama de oficina cuyo conflicto se desata a partir de la prohibición de fumar: la iniciativa de montar una habitación para fumar saca a la luz lo peor de cada uno de los involucrados: bien filmada, corajuda y divertida);
"Vernissage" de Yael Rosenbluth (este corto es una pelada de cable buenísima ambientada en el mundo de las artes visuales y en que María José interpreta a la protagonista, quien se llama Yael Rosenbluth: lo dan en Matucana 100: Yael en la realidad es una especie de ahijada de Retaguardia Films: su estreno fue el mismo día del lanzamiento del nuevo libro de Julio Carrasco: Sumatra);
Tengo además en mi casa los DVDs de "In the Bedroom" y una peli con tres directores llamada "What the bleep do we know?" que promete combinar ciencias y espiritualidad, ficción y documental, todo en uno, por algo ya es de culto, aunque mejor no hacerse muchas expectativas. También quiero ir al cine y ver: "King Kong", "El Aura" y "Dama de Honor".

2.1.06

Felicidad

Y partió el 2006. Pasé las doce solo. Llamé a mis viejos y estaban en un asado en Valdivia, donde tiraban a la gente a la piscina y se empelotaban. El sonido era como de zoológico. La fiesta en mi casa anduvo cerca de no llegar a ocurrir. Eran casi las 3 y Waissbluth y yo figurábamos solitos en mi terraza bebiendo champaña. Llegó la gente, no mucha, pero entusiasta. Sobraron muchas botellas de vino. Ayer vi mi primera peli del 2006: "Happiness". Hace tiempo que no la veía. Notable. Todd Solondz es definitivamente uno de mis directores favoritos. Ojalá me impregne un poco de sus aires para este 2006 cinematográfico.
 
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