Piratas
Hace algunos días en el metro me enteré de un concurso de guiones convocado por la productora Coquimbo Filmes. No hay demasiadas opciones de concursos donde mandar guiones, así que me pareció que valía la pena echar un vistazo a sus bases para ver si mandaba el guión de "Ilusiones Ópticas". De Coquimbo Filmes entiendo que hasta el momento no han hecho nada y ésta es su primera incursión. Alguien me contó que el actor Pablo Díaz es uno de sus socios, lo que explica su buena llegada con los medios y los auspiciadores. Todo bien hasta ahí. A la pasada en el metro leí que el premio eran US$ 3,000. Me sorprendió un poco por lo bajo, considerando el alto perfil mediático del concurso con comerciales en la tele y todo, así como los potentes auspiciadores. Saqué la cuenta que "Santiago en 100 Palabras" y "Nanometrajes Urbanos" tiene premios semejantes, pero de alguna forma un largometraje es una pega harto mayor que un microcuento. Casi todos los concursos literarios importantes de este país tienen premios más suculentos, hasta los bancados por municipalidades. Como sea, hasta ahí todo bien.
Me empecé a inquietar cuando al siguiente viaje en Metro, leí en otra parte de algún vagón que Coquimbo Filmes se quedaba con el 1% de los derechos de la película. Cualquier película chilena suele hacerse con US$ 300.000, pero suelen tener presupuestos nominales más elevados que definen el precio de una acción con 1% de propiedad, o sea Coquimbo Filmes parecía estar comprando la participación en una película más o menos barato. Mi guión, por ejemplo, ya está en un nivel de desarrollo que empezamos a vender participaciones, pero un 1% vale un poco más de US$ 3.000.
Igual podía valer la pena. Por último, el empujón mediático siempre es una buena ayuda en caso de ser del gusto de los jurados. Me meto al sitio del concurso entonces para leer las bases en detalles y me llevo la sorpresa de mi vida. Por US$ 3.000 ellos se quedan no con el 1%, sino con el 99% de la película y el guionista ganador con el 1%. Horror.
Seamos justos. En Chile los guiones suelen ser bastante mal pagados y US$ 3.000 más 1% es algo así como el estándar por un guión, con la salvedad de que por esa tarifa por lo general el guionista no aporta la idea original y el director o productor a cargo debe pedir de buena manera que el guionista acepte las condiciones de trabajo. A nadie se le ocurriría decirle a un guionista que esa tarifa es un premio. No, señor. Es una pega con poca plata, que es algo a lo que todos en este medio estamos más o menos acostumbrados.
¿Cuál es el problema entonces? El problema es que, según mi modesto entender, más que un concurso sin fines de lucro (como los que hace Plagio o Revista Paula o la Municipalidad de Santiago), lo que Coquimbo Filmes está haciendo es una licitación de una pega no muy bien pagada, haciéndola aparecer como un concurso de talento. Los abogados lo llaman publicidad engañosa. Si el afiche dijera: productora joven que inicia actividades busca guión de cine de bajo presupuesto para comprarlo en US$ 3.000 y 1%, yo estaría aplaudiendo de pie. Y aunque no creo que haya mala fe, me parece que está muy al borde en cuanto a la ética. No es que los cineastas brillemos por nuestras credenciales éticas. Se comenta que Ruiz una vez dijo: "aquí somos todos piratas, así que mejor repartámonos el botín". Pero el buen gusto siempre será bienvenido.
Cuando anoté un comentario en el blog del concurso diciendo que el premio era para la risa, me dijeron sarcásticos que si yo era un guionista que cobraba precios exorbitantes por mis guiones no debía participar y que su target era gente nueva sin acceso a recibir lucas por su guión. Como confirmando eso, al día siguiente, Miguel, el conserje de mi edificio, me detuvo solemne y me preguntó si le podía explicar como se escribe un guión de cine. Le pregunté para qué y me dijo que quería mandar un guión a un concurso. Ja. Miguel siempre me ha parecido un tipo despierto, no porque sea diligente con su pega, sino justamente porque no hace mucho ya que se pasa el día leyendo. Me resumió la historia: un chico peruano que llega a Chile con esperanzas de ganar mucho dinero y termina trabajando de conserje en un edificio. Una de piratas. Una perla para Coquimbo Filmes. Después de todo, quizá ellos tienen toda la razón y soy yo el desubicado.
Me empecé a inquietar cuando al siguiente viaje en Metro, leí en otra parte de algún vagón que Coquimbo Filmes se quedaba con el 1% de los derechos de la película. Cualquier película chilena suele hacerse con US$ 300.000, pero suelen tener presupuestos nominales más elevados que definen el precio de una acción con 1% de propiedad, o sea Coquimbo Filmes parecía estar comprando la participación en una película más o menos barato. Mi guión, por ejemplo, ya está en un nivel de desarrollo que empezamos a vender participaciones, pero un 1% vale un poco más de US$ 3.000.
Igual podía valer la pena. Por último, el empujón mediático siempre es una buena ayuda en caso de ser del gusto de los jurados. Me meto al sitio del concurso entonces para leer las bases en detalles y me llevo la sorpresa de mi vida. Por US$ 3.000 ellos se quedan no con el 1%, sino con el 99% de la película y el guionista ganador con el 1%. Horror.
Seamos justos. En Chile los guiones suelen ser bastante mal pagados y US$ 3.000 más 1% es algo así como el estándar por un guión, con la salvedad de que por esa tarifa por lo general el guionista no aporta la idea original y el director o productor a cargo debe pedir de buena manera que el guionista acepte las condiciones de trabajo. A nadie se le ocurriría decirle a un guionista que esa tarifa es un premio. No, señor. Es una pega con poca plata, que es algo a lo que todos en este medio estamos más o menos acostumbrados.
¿Cuál es el problema entonces? El problema es que, según mi modesto entender, más que un concurso sin fines de lucro (como los que hace Plagio o Revista Paula o la Municipalidad de Santiago), lo que Coquimbo Filmes está haciendo es una licitación de una pega no muy bien pagada, haciéndola aparecer como un concurso de talento. Los abogados lo llaman publicidad engañosa. Si el afiche dijera: productora joven que inicia actividades busca guión de cine de bajo presupuesto para comprarlo en US$ 3.000 y 1%, yo estaría aplaudiendo de pie. Y aunque no creo que haya mala fe, me parece que está muy al borde en cuanto a la ética. No es que los cineastas brillemos por nuestras credenciales éticas. Se comenta que Ruiz una vez dijo: "aquí somos todos piratas, así que mejor repartámonos el botín". Pero el buen gusto siempre será bienvenido.
Cuando anoté un comentario en el blog del concurso diciendo que el premio era para la risa, me dijeron sarcásticos que si yo era un guionista que cobraba precios exorbitantes por mis guiones no debía participar y que su target era gente nueva sin acceso a recibir lucas por su guión. Como confirmando eso, al día siguiente, Miguel, el conserje de mi edificio, me detuvo solemne y me preguntó si le podía explicar como se escribe un guión de cine. Le pregunté para qué y me dijo que quería mandar un guión a un concurso. Ja. Miguel siempre me ha parecido un tipo despierto, no porque sea diligente con su pega, sino justamente porque no hace mucho ya que se pasa el día leyendo. Me resumió la historia: un chico peruano que llega a Chile con esperanzas de ganar mucho dinero y termina trabajando de conserje en un edificio. Una de piratas. Una perla para Coquimbo Filmes. Después de todo, quizá ellos tienen toda la razón y soy yo el desubicado.